martes, 6 de enero de 2015

Capítulo 2


El futuro estaba por llegar, pero por el momento no había señal de nada. Todo tiene que terminar, nada dura para siempre. Es por ello que, shockeados con lo que acababan de ver, tuvieron que regresar a su interesante vida. ''Un tren y una habitación y un coche y una habitación y una habitación y una habitación'', de eso se trataba su interesante rutina como Beatles. Ya eso, más que una rutina, parecía un encierro.

Al regresar a la estancia, comprobaron que todo seguía igual, y así se resignaron. Quizás esa luz se trataba de una alucinación, después de todo ninguno estaba del todo sobrio como para decir lo contrario, y seguramente si lo contaban nadie les creería.


-¡Hagamos un brindis! -sugirió Jane, tomando del brazo a Paul, quien recién entraba a la estancia- ¡Por ustedes, por el 65’, por todos nosotros!

Todos rieron y alzaron su copa. Nada les garantizaba que este año iba a ser distinto del anterior, pero una luz de esperanza existía en sus ojos, en los ojos de los cuatro fabulosos.

-*-

En el departamento todo parecía tranquilo. Mell tecleaba sin parar, pues debía entregar un trabajo importante en la universidad y estaba dale y dale con la computadora. Holly estaba más relajada, en el sofá tomando coca-cola y viendo la televisión. Kate y Elisa llegarían en breve de sus respectivas universidades. Cada día era más denso que el anterior para las chicas, y por más que aparentaban tranquilidad y organización, no era así en absoluto. Habían pasado siete largos meses desde que vieron aquella estrella fugaz y creyeron que sus vidas darían un giro enorme. Sin embargo, siete meses después, todo seguía igual, incluso peor. El estrés producido por el trabajo y la presión de la universidad -menos Holly, pero Holly tenía otro tipo de problemas- sumaban una fatiga pesadísima. Pero se tenían entre ellas, cada una era el sostén de la otra. Todo ese tiempo había nutrido la amistad entre las cuatro muchachas, cuyo aprecio era cada vez mayor.

Interrumpiendo su serenidad, el timbre comenzó a sonar. No era el típico patrón de Kate cuando no encontraba las llaves, ni tampoco el de Elisa. Lo cual significaba que…

-Es Freddie -bufó Holly-. No abras.

Freddie es un vecino, que siempre persigue a la pobre Holly, y la chica no hacía más que evitarlo constantemente y tratarlo mal, pero al parecer el chico no se daba cuenta, y volvía a por más.

Mell soltó una carcajada sin despegar la vista de la pantalla. -Igual no iba a abrir.

Prendió un cigarro y lo dejó en el cenicero a su lado, en el que ya había más de tres colillas. Entonces se escuchó un ruido de llaves y entró Kate que le estaba cerrando la puerta en la cara a Freddie.

-Uff -suspiró, dejándose caer en el sofá al lado de Holly-. Ni bien crucé la calle empezó a acosarme. ¡Holly, haz algo con el chico!

-El chico me pasa por ahí -respondió, llevándose a su boca una galletita Oreo.

-Bueno, hola Kate -la saludó Mell con la mano, desde la mesa-. Seguro esperabas que alguien te saludara como la gente.

-Sí, eso creo -se acomodó en el sofá-. Hola chicas.

-¡Buenas tardes, queridas compatriotas! -apareció Elisa por la puerta, cerrándola tras sí.

Todas le devolvieron el saludo, y Elisa se sentó junto a Mell.

-¿Qué haces? -preguntó.

-Trabajo súper mega importante, no se admiten interrupciones ni distracciones -respondió, fumando de su cigarro y volviéndolo a dejar en el cenicero.

-Seguro lo tiene que entregar mañana y esperó hasta ahora para empezarlo.

-¿Te cabe duda? -rió Holly.

-Gracias chicas, yo también las quiero.

-¿Pero ahora no tienes que ir a trabajar? -soltó Kate.

-Cierto -recordó-. Aunque en realidad… Todas tenemos que ir a trabajar.

La camioneta de Holly como modo de vida. Con ella se transportaban y en ella pasaron grandes momentos que nunca dejarían de aparecer en sus vidas. Finalmente todas llegaron al mall, con sus respectivos uniformes puestos y una perspectiva de lo que sería su día de trabajo. Estacionaron en el subsuelo y con el ascensor llegaron a la planta baja.

-Aquí me quedo yo -dijo Elisa, ya que la librería en la que trabajaba quedaba en el primer piso.

-Y yo -continuó Mell, puesto que su cafetería también estaba ahí.

Se despidieron con un pequeño abrazo, de todos modos se verían en la noche, o esa misma tarde, si a alguna se le daba por visitar el negocio de la otra.

Primero, le seguiremos el rastro a Holly.

La chica se acomodó la chapita con su nombre antes de ingresar a la tienda. Mary Jane Bennet relucía como nunca. Saludó a sus compañeros y se ubicó detrás del mostrador. Era una suerte que esta vez le había tocado ahí, y no ordenando la ropa arrugada y desdoblada que dejaba la gente por todos lados. Y es que trabajar en H&M implicaba eso y más. Tener que lidiar con los clientes insatisfechos que se quejaban de un botón que no estaba, o de que se le encogió la remera con el primer lavado, era complicado. A veces Holly se sentía incapacitada para tratar con esa gente, que le traspasaban sus nervios, y en vez de ayudarlos, terminaba estresándose ella. Si de por sí, la chica no era una persona dispuesta en el trabajo, eso la indisponía más. Pero más allá de su mente retorcida y a veces su mal humor,  se podía decir que Holly era una persona feliz.

Un piso más abajo, se encontraba Kate tomándole la orden a una pareja, en Starbucks. Sí, ahí trabajaba ella. No le desagradaba tanto, por el hecho de que la gente de allí era más tranquila y ordenada. Ella era una persona correcta y organizada, no podía dejarse caer en un lugar feo y de mala muerte. Por ahora, allí estaba bien. Cobraba un buen sueldo que le permitía pagarse los estudios y ayudar para el mantenimiento del departamento, ¿qué más quería? Era, a pesar de todo, una joven muy alegre y con grandes perspectivas en la vida. Era como la responsable del grupo, y cuidaba mucho a sus amigas, porque les tenía aprecio. Chris y ellas  complementaban su vida, como el yin sostiene al yang.

Y más abajo aún, en el mismo piso que Elisa, Mell tarareaba una canción de Bon Jovi, Bed Of Roses, mientras pasaba un trapo por la mesa que acababan de dejar dos amigos y fumaba un cigarro. Y es que el rock siempre resonaba en aquel bar, ambientaba la vida cotidiana de todos los que había allí. Cuando entraba a su turno, siempre tenía mucho trabajo, pero todo se relajaba con el transcurso del tiempo. Su compañero Kevin la acompañaba en su cantito, jugando con una lapicera, tras el mostrador. Su sonrisa ese día era impecable, aunque no tuviera una motivación concreta para esbozarla.

Al mismo tiempo, en la misma planta, Elisa acomodaba unos libros de Agatha Christie en el escaparate. Sí, a la vista de todos quedan mejor, pensó, volviendo a su lugar en la caja. En ese momento tenía dos clientes vagando por la librería, agarrando libros y leyendo su contratapa. Tomó su celular y lo conectó al amplificador, haciendo que, bajito, sonara Why'd you only Call me When you're High de los Arctic Monkeys. Sonrió cuando vio que uno de ellos se decidía por Breakfast at Tiffany’s, siempre había sido de sus favoritos, y más la película. Lo bella que le resultaba la década del 60s a Elisa, era inexplicable.

Miró su celular, el grupo de WhatsApp que tenían entre todas, Holly y sus súbditas. Quién habrá sido, se dijo.

Kate: Vengan en su hora libre, yo invito a un Starbucks!
Mell: Oh, buenísimo, ya me estaba aburriendo, esto está desierto *y el emoticón de una palmera*
Holly: Ya era hora de que lo dijeras Kate, la Holly se apunta! *y el emoticón de una mano haciendo el ‘’ok’’ con los dedos*

Sonrió a medias y escribió un ‘’Okay, en un rato me tienen por allí’’.

-*-

‘’The Beatles vuelven a su país de nuevo’’ ‘’The Beatles grabarán una película en Reino Unido’’ The Beatles, The Beatles, y más The Beatles, de eso hablaban todos los diarios, los programas de televisión, y, básicamente, todos los medios de comunicación. En ese momento, los tan nombrados Beatles se encontraban sobrevolando el Atlántico, en un avión privado, con todas las comodidades y lujos que existían. El piloto, Al, era un tipo de confianza, que se había dedicado a los vuelos toda su vida y estaba muy experimentado. Nada podía salir mal.

-Si sigues bebiendo, Lennon, vas a caerte por las escaleras cuando bajemos -advirtió Paul, aunque también tomando de su copa de whisky.

-Las fans me salvarán, no hay duda -fue la respuesta de éste, algo adormilado.

Se suponía que en un vuelo no se pueden llevar licores, pero The Beatles, por ser The Beatles, siempre se salían con la suya.

George pasaba las páginas de una revista en la que estaba Pattie, admirando su cuerpo. El cuerpo que era suyo. O eso creía él.

Ringo se entretenía haciendo cruzadas, tomando un poco de cerveza, pensando en llegar pronto y ver a su esposa y familia.

También para The Beatles habían pasado siete meses. Siete meses de viajes, grabaciones, conciertos, fiestas, resacas, y demás cosas. Siete meses desde aquella vez que vieron la resplandeciente luz el primer día del 65’. Siete meses  desde aquel deseo, que parecía no aparecer nunca. Ellos hasta se habían olvidado, sus vidas seguían exactamente igual.

Y entonces, aburridos como nunca, sintieron un temblor en el avión. Turbulencias, pensaron. No fue hasta 5 minutos después que volvieron las ‘’turbulencias’’, un poco más intensas que antes. Se levantó una tempestad en cuestión de segundos, con agua, rayos, y truenos, y a Al le empezó a sudar la frente. Ringo miró por la ventana y observó el horrible panorama exterior.

-Chicos… -tragó saliva. No era para nada reconfortante ver aquello.

Los otros Beatles estaban igual o peor, nunca les había pasado esto, en ningún vuelo de su vida. Comenzaron a sentirse intranquilos con las constantes agitaciones del vehículo.

John, cansado, se levantó a preguntarle al piloto qué rayos estaba pasando y si iban a morir. Apresurado pero cierto. Cuando Lennon se puso en pie, el avión se movió bruscamente.

-¿Pero qué pasa? -preguntó, irritado, agarrándose de su asiento para evitar caerse- ¿Volvió la guerra?

Nadie respondió. Tanto sus otros compañeros como el conductor estaban mudos. Bufó con impaciencia y se dirigió a la cabina de Al. Varias veces estuvo por romperse la cara con algo, porque constantemente el vehículo daba sacudidas importantes. Cuando llegó, el hombre estaba desmayado en su butaca.

-¡Está muerto! -gritó, sobresaltando a los demás.

A nadie le dio tiempo a responder porque el avión recibió una fuerte descarga eléctrica. John perdió el equilibrio y, saturado con la situación, comienza a gatear. Ese gateo no duró mucho porque una luz apareció en la estancia. Si los sentidos no le fallaban a ninguno de ellos, esa era la misma luz de la otra vez… Igual de resplandeciente, igual de cegadora, igual de… mágica. Se cubrieron el rostro con las manos y entrecerraron los ojos, esperando que aquello desapareciera. Deseando despertar en su cama, con una lluvia torrencial cayendo afuera. Darse cuenta de que todo había sido una mala pesadilla.

Lentamente, el avión fue estabilizándose, o, no necesariamente el avión. Parecía que todo había vuelto a la normalidad, cumpliéndose su deseo. Pero no, el destino era caprichoso.

George quiso estirar los pies y se dio cuenta de que no estaba sentado. Paul igual. Ringo igual. John ya no gateaba, estaba parado junto a los demás, en una especie de… ¿balcón? Sí, un balcón como el del otro día, o la otra semana, o el otro… Ya, déjalo. Era exactamente el balcón del hotel del día de año nuevo, el primer día del 65’. Todo eso era cierto, pero la pregunta era ¿qué hacían ahí?

-¿Qué hacemos aquí? -reprodujo a la perfección Paul.

Y se les ocurrió mirar a su alrededor. Un momento horrible que quedaría grabado en sus vidas y nunca iban a olvidar. El Big Ben; alto como siempre, grande como siempre, y… y… Le faltaban algunos detalles. Tenía otros tantos que los chicos nunca habían visto. Los edificios ya no eran los mismos. Algunos eran más altos, otros no existían, otros eran rascacielos. La estratégica ubicación del hotel les permitía ver todo el panorama londinense. Y era pura y especialmente horrorizante. Pantallas LED con propagandas de coca-cola, una M de McDonald’s más resplandeciente que nunca, mucha más actividad de la que podrían imaginar. Algo les decía que no estaban en el mismo balcón de aquella vez. O quizás sí, pero por lo menos no el mismo espacio temporal.


Después de observar su horrible paradero, voltearon. Para volver al hotel, para que alguien les dijera que todo había sido una broma, para descubrir que sólo era el efecto del alcohol, de la droga, de lo que fuera. El hotel estaba vacío, y oscuro. Cabe decir que era totalmente de noche, apenas podían distinguir algo de lo que había en la sala. Las puertas eran de cristal, y fue John el encargado de abrirlas. Sus tres amigos le siguieron, usando el dedo meñique para ubicar geográficamente los muebles. Cuando encontraron el sofá, se tiraron en él. Menos George, que desesperadamente tanteaba en la pared el interruptor de la luz. Pero fue inútil, la única luz disponible era la que les brindaba la luna, tan alta y admirable como siempre. Eso parecía ser lo único que seguía igual.

-No entiendo nada -dijo Ringo, rascándose la cabeza.

No era el único que no entendía nada. Todos sus compañeros estaban igual. Y es que cualquiera con menos de eso ya se hubiera vuelto loco. Pero ellos, con todo lo que habían vivido, sentido y poseído, pues podían soportar algo más. Y aun así, a ellos, con todas sus experiencias y momentos vividos, les resultaba franca y meramente insoportable.

-¿Acaso nos… drogamos de más? -preguntó John, aturdido.

-Siempre nos drogamos de más, Lennon -se apresuró a contestar Paul-. Pero nunca pasó esto.

-Juraría que hace unos minutos estábamos en el avión tranquilamente viajando.

Ringo dijo esto último, que los dejó a todos pensando. Y es que, si ya no estaban en el avión, ¿dónde estaban?

-¡LO ENCONTRÉ! -exclamó George, quien por fin había logrado dar con el bendito interruptor.

-Pues a qué esperas, enano, prende la luz.

George vaciló un poco, y es que si la prendía todos verían dónde estaban. Por un lado les ayudaría a saber su paradero actual, y eso era bueno. Pero por el otro, les permitía descubrir su horrible destino, del que George tenía un mal presentimiento. Y eso, claramente, era malo.

-¡Prendela! -gritaron los otros tres al unísono, sobresaltando al flaco y haciendo que éste le diera bruscamente al interruptor, y bruscamente todos los elementos de la estancia fueron tomando forma. Era todo muy moderno, el aspecto del lugar asustaba, por el simple hecho de ser tan… futurista.

-Parece que estamos en una cápsula del tiempo, como en las películas -observó John.

-¿Qué es esto?

Paul señaló un extraño objeto, sobre la cómoda. Parecía un pizarrón, de esos que hay en la escuela y en los que la profesora escribe cuentas. El temido pizarrón al que nadie quería pasar nunca. Todos se quedaron mirándolo, no era normal un pizarrón en un hotel, pero a estas alturas, ya cualquier cosa les parecía normal. George, que estaba parado, lo observó de cerca; tenía algunos detalles a los costados, como partes que sobresalían, y se le ocurrió tocar uno de ellos, el más grande. Inmediatamente apareció un logo… LG. ¿Qué es eso?, pasó por la mente de los fabulosos cuatro. Después una imagen nítida, de calidad inimaginable, con todos los detalles incluidos, de una figura azul que hablaba con otra, con una soltura que los chicos no habían visto nunca. ‘’Estás viendo: Avatar. Próximamente: Tron Legacy’’ aparecía al costado del pizarrón. Al otro costado el símbolo FOX.

Ninguno de los cuatro encontró qué decir. George, por instinto, pulsó uno de los relieves del costado, el que ponía ‘’Ch +’’, y la imagen de los duendes azules esos desapareció, siendo sustituida por otra diferente, pero también con una calidad increíble. MTV era el título de esta vez. Un vídeo de cuatro tipos maquillados y con horribles pintas. ‘’Kiss - I Love it Loud’’, decía abajo a la derecha. Qué horror era para alguien de la década del 60 ver aquello tan de repente. La animalada de los tipos era impresionante. Apareció un cuadrado en la pantalla que decía ''clásicos''. Y eso, definitivamente, no era lo que ellos entendían como clásicos. Finalmente la canción bestial, aunque pegadiza, terminó, y seguida de esa empezó otra, bajo el nombre ‘’Green Day - When I Come Around’’. Muy bien hecha, pero no dejaba de ser raro para cuatro chicos pertenecientes a los swinging sixties. Lo más asombroso fue ver ‘’Thriller’’, de un tal Michael Jackson que no conocían. El vídeo, el argumento, los personajes, los efectos, era algo que nunca habían visto. Y la calidad de ''Thriller'' no tenía punto de comparación con la de los monstruos azules.

Pasaron unos minutos en los que estuvieron enfrascados en la televisión, donde ahora sonaban los Rolling Stones, ''¿Start me up?'' Mick se movía igual que siempre, pero el tema no lo conocían, y en en vídeo se los veía más viejos.

Era todo tan raro. Por primera vez en mucho tiempo, estaban los cuatro sin habla. La situación en la que se encontraban era shockeante. Decir espeluznante es poco. Muy poco.

Algo no andaba bien.




Hola lectorassss! Pues como ven, yo, Lucy, soy la que les trae este cap dos, espero les guste leerlo tanto como a mí escribirlo Es muy bello leer sus comentarios, muy alentador!
Acá van conociendo más de la vida de nuestras protas, y claro, el destino de los Bicles queridos. Espero que ya se hayan disipado las dudas que tenían sobre quién viajaba a qué época.
De nuevo, ¡gracias! En el nombre de las cuatro Y sin más, me despido, Vicky es la próxima. Cuídense mil, y que hayan pasado bien Reyes :*

-Lucy Harrison.

sábado, 3 de enero de 2015

Capítulo 1



-Pásame el brillito de labios, por favor...- Indicó la chica, apuntando el mostrador, mientras se miraba en el espejo. La habitación estaba totalmente echa un desastre. Colgaban prendas de ropa hasta de la lampara en el techo, y el olor a perfume barato asfixiaba.

La música acompañaba la velada, pues hoy era un día de felicidad. El último día del 2014. Las chicas estaban de fiesta.

Mell la miró extrañada, y se lo entregó. -Yo te veía mas con este labial rojo pasión, con esa melena colorada que llevas- Dijo en tono divertido, dando una calada a su cigarrillo, expulsando el humo de una forma divertida. Holly la miró sonriendo, con algo que decir. 

-Es que esta es la primera prenda de la velada, es para la cena elegante, bla-bla bla-bla... ¿me entiendes? para la NOCHE, tengo...tengo tengo...- hurgaba en el piso, entre el montón de ropa que tenían tirada y aplastada. Todas la miraban expectantes, Holly siempre salía con cada cosa. -¡mi arma mortal!- Saco un vestido corto, con un gran escote.

Todas hicieron un gesto de asombro entre risas.

-Holly no es mainstream Mell, es elegante y salvaje, es versátil, como el indie... el buen indie claro, me gusta esta canción chicas, permiso- Elisa le subió el volumen al ipod enchufado al parlante, los Arctic Monkeys eran gusto común en el departamento, las chicas solían pasar largas tardes en su compañía.

-Elisa está muy fuerte, ¿o no? los vecinos pueden llamar...- Dijo Kate de repente. Holly se acercó a ella, la tomó de las manos e hizo que se levantara de su asiento a bailar junto a ella.

-¡Que llamen los vecinos, que importa! estamos de año nuevo, ¡wow!- Kate solo reía incomoda, hasta que se se sentó de nuevo.

-Feel the same as I do... we could be together...- cantó Mell, y todas a coro terminaron con un "If you wanted too", y una gran carcajada.

Sería una noche inolvidable.




-*-



 El reloj mostraba las 20:00 en punto. Encima de la mesita, cubierta por un mantel fino, que seguramente lo fabricaron especialmente para ellos, había de todos los tipos de cóctel que te puedas imaginar, bebestibles y comestibles.

No era nada mas ni nada menos que un hotel lujoso, ubicado en Londres, que los esperaba para cenar, y terminar con el año de las glorias. 1964 fue un año duro, para todos, y esta era la bendita oportunidad para empezar de nuevo. Pero eran jóvenes rockeros, y sinceramente, todo estos lujos y flashes eran algo... aburridos.

-¿Cómo la están pasando?- Dijo Ringo, acercándose a la conversación privada que mantenían George y  John.

-De pelos...- Responde George.

-Groovy...- Continúa John con el sarcasmo. -¿A quién se le ocurrió esta fiesta tan super?- Soltándose el corbatín empaquetado.

-¡Fue Paul! le dio la idea a Brian...- Añadió Ringo, prendiendo un cigarrillo, y ofreciéndole a los demás. -Hubiese preferido algo tranquilo en mi casa, estoy harto de usar traje.

-¿Escuché mi nombre?- Llega Paul imponente, al contrario, con un traje perfectamente arreglado. Se veía muy guapo.

-Sí, maldito aguafiestas... a ti se te ocurrió aceptar esto. Yo dije, vamos al barrio rojo...- Dijo John, y George le golpea el brazo. Es que Cynthia venía hacia el grupo.

-¡Fue Jane! ella dijo, "cariño... ¿por qué no hacemos una fiesta donde venga toda tu familia para terminar el año?" entonces yo dije "cariño, no sé..." pero se emocionó, quiso el hotel más caro, y todo de lujo... y empezó con sus amenazas, y ya saben... la carne es débil.

-Pff, hombres...- Bufó George.

-John, disculpen chicos... cielo, Mimi te busca, dijo que deberías estar un tiempo con Julian antes que se duerma- Todos se voltearon hacia ellos, por más que Cyn habló bajo.

-Dile que ya voy- Respondió John, no prestando mucha atención, con suerte la miró a los ojos. Cyn aceptó, y se volvió a donde estaba. -Como estaba diciendo, yo dije... chicos vamos al barrio rojo, y ustedes "no, no, después de las 12"- Todos se quedaron con lo anterior dando vueltas en la cabeza. Y es que su amigo solía ser irresponsable muchas veces.

-John, mejor anda- Interrumpe Ringo.

-Sí viejo, mejor ve con Julian, por algo Mimi te lo dice.- Así que acepta de mala gana, con una media sonrisa. -¿Vamos a dentro colegas?- Añade George, y los demás asienten, apagando el cigarrillo.

Apenas entran, Pattie se cuelga del cuello de Harrison y lo invade de palabras y mimos. George la toma de la cintura y le regala un tierno beso. Voltea y se da cuenta que estaba toda su familia mirando. Harold, su madre, he incluso su hermana Louise, saludaron divertidamente, con un "Georgie está grande" entre los labios. Sonríe, y la chica se sonroja un poco.

-Linda, iré por algo para beber, ¿me acompañas?- La chica asiente sonriente, y toma de su mano.

-Mientras sea de dieta, somos todos felices- soltó una risita aguda un poco desagradable, pero George ya la quería así, con sus típicos comentarios de estrella.

-¡Paul! Paul ven un minuto...- Grita el padre de Jane, desde una esquina. Se acerca a su suegro.

-Dígame señor Asher.

-Hoy es un día especial... recuerdas aquello del compromiso, el matrimonio entre tú y Jane, hoy bueno "jaja"...- soltaba unas risas incomodas, y gruesas como su voz. -Podría ser el día, ya sabes, el día... de la propuesta...- concluyó.

Paul se rascó el casco. La verdad no estaba interesado en aquello, pero a veces para caer bien... hacia cosas de las que se arrepiente.

-Mo, parece que Paul está en problemas...- Dijo Ringo al otro lado de la sala, con su chica de la mano.

-¿Por qué lo dices amor?- Entonces ella volteó, el viejo y gordo Asher sobre Macca, y el pobre con cara de bebé más asustado que lo común.

-Bueno señor Asher- suelta una risa incomoda - pienso que...- Salvado por la campana, Ringo se digna a hacer un brindis, golpeando una copa de vidrio. Todos se voltean hacia él.

-Hola, primero que todo, gracias por venir...- Alzaron sus copas. Y en eso, Richard le guiña un ojo a McCartney, la complicidad es tanta. Paul le responde con un "ok" con los dedos.



-*-



-ENSERIO... ¿esto?- Preguntó Elisa, totalmente desorientada.

Las chicas llegaron con todas las ilusiones de un super coctel de año nuevo. Estuvieron al menos tres horas preparándose para verse increíbles y lujosas, con champagne y vestidos caros, hombres con traje... sin embargo se llevaron una non-grata sorpresa.

-Oops...- Soltó Holly.

-¿Qué hiciste Holly?- pregunta Kate, con la misma cara que Mell y Elisa.

Miraban a su al rededor, no era nada mas ni nada menos que un bar de borrachines maduros, con unas cuantas viejas regordetas con pelo teñido y dañado. Unos cuantos chicos con apariencia de rapers mal jugados, con ropas anchas y mucho "swag", que más que eso parecía que te asaltarían solo con la mirada. Las paredes estaban sucias, y olía a vino fermentado.

Todas se cruzaron de brazos, y Holly expresó riendo -Esto... definitivamente no es lo que decía el panfleto.

-NI LO MENCIONES...- Responde Mell, tocando una puerta que parecía que las arañas se la iban a comer.

-Esperaba algo un poco más... menos... asqueroso- suelta Elisa con cara de asco al ver uno de estos viejos borrachines guiñándoles el ojo.

-Ay cielos, vayámonos de aquí...- Dijo Kate.

-¡Ya chicas, que cunda el pánico! yo arreglaré esto...- Holly se acercó a el mesón de un bar. Se veía que conversaba algo animadamente y con su mejor sonrisa al barman, hasta que se vuelve a acercar a las chicas. -Noup... no lo puede arreglar. Esta es la fiesta correcta. -Esbozó una sonrisa, en donde todas quisieron golpearla.

Sentadas en una de las mesas, esperaron a que alguien les sirviera algo para beber, aunque sea eso. Si no puedes contra ellos, pues únete.

Pasa por el lado un hombre barbón, pasado de copas, y lanza un eructo desagradable y despampanante. Todas se miraron con cara de asco, y luego soltaron una risa. -Ya, si tampoco tiene que ser tan malo... osea, mientras estemos juntas, la pasaremos bien...- Dijo Mell, tratando de apaciguar todo. -Esto tiene que saberlo la ciber-gente...- Sacó su celular, abrió el twitter, mientras le sacaba una foto a las chicas con cara larga. -¡Ahora una selfie, pónganse!

-Tienes razón, solo imaginemos que estamos en el hotel ese de la foto. Mira, ¡ahí están los bocadillos finos, ahí están los chicos guapos!- Responde Elisa riendo, enseñando el mesón sucio.

-Hola, ¿qué van a llevar? tengo whiski y cerveza por hoy... también tenemos champagne, algo más fino para la señorita...- Llegó de repente el mesero a tomar la orden, era un chico joven, con piercings por todas partes. Elisa solo rió ante el coqueto comentario.

-Bien, chicas...-

-Whiski para mi...- Dice Holly, prendiendo un cigarro.

-Uuh que ruda... yo quiero champagne, por favor. ¿Kate?- Pide Mell

-No bebo, gracias...-

-¡Solo por hoy!- la animó Elisa.

-Tengo happy hour a esta hora...- recomienda el joven.

-Genial, cuatro champagne entonces, y un whiski por favor. Y algo para picar...- Concluye.

Pasado la hora, no se percataron de lo bien que lo podían pasar en ese lugar. Terminaron bailando junto a los viejos borrachines y señoras regordetas. La verdad es que el alcohol se les subió un poco a la cabeza, y estaban muertas de risa. Quizás algo tenía esa noche especial, la última del año, que hacia a la gente increíblemente más alegre, una especie de magia.

Mell rompía en carcajadas, observando como las otras tres chicas bailaban con unos hombrecitos viejitos, que con suerte movían los pies de borrachos. Les sacaba fotos y videos, para luego reírse de aquella noche. -Oigan, ¡Ya van a ser las doce! - Dice de repente, al percatarse de la hora en su celular.

-¡Vamos afuera, lanzarán fuegos artificiales!- Entonces las cuatro se toman del brazo, haciéndose paso entre la gente danzando y riendo, hasta que llegan afuera... a una terraza que lucía bastante mejor que adentro del bar. Una especie de jardín trasero.

Quedaron algo pasmadas al ver la belleza de aquello, no simplemente lo que se logra ver, sino que la situación tenía algo particular, especial, que les llenaba el corazón. Se ubicaron en una banca, apoyada a la pared, cuidando sus hermosos vestidos, y descansando los pies de los tacones.

Miraban el cielo, en silencio, como nunca. Se escuchaban voces de personas celebrando al rededor de toda la ciudad, un Londres despierto... de fiesta. Niños riendo, y música que alegraba la cuadra.

-Esta es la primera vez que paso un año nuevo fuera de casa...- Dice Kate, golpeando al silencio, mirando su celular... a ver si es que su novio Chris se digna a hablarle, un mensaje de año nuevo, no pedía mucho.

-La mía también...- Responde Elisa, mientras miraba el cielo concentradisima, pensando en cuantas de esas estrellas alcanzaba a divisar, porque detrás de las visibles, habían muchas más. Igual que las posibilidades de vida, las opciones, el destino.

Ese silencio majestuoso, con un cielo estrellado despampanante.

-Este año fue una mierda... y ya no soporto estos zapatitos, ¿nadie trajo mis vans?- Suelta una Holly exhausta, por lo demás mirando los tacones. Y la verdad había sido un año bastante duro, con altos y bajos para todas.

Mell comía granitos de maní, que se había guardado mientras las chicas bailaban. -No sé chicas... yo pienso que lo mejor, es que me encanta pasarlo con ustedes. También es la primera vez que estoy fuera de casa... y concuerdo, no fue mi año... en absoluto.

-A veces quisiera que... algo grandioso nos pasara, ¿lo han pensado? es decir... ¡es Londres! todo pasa en esta ciudad- suelta Elisa.

-Sí... me gustaría... me gustaría... ¿qué me gustaría?- Dice la chica masticando maní.

Y mientras ella pensaba en "lo que le gustaría", mientras Holly se quejaba de sus pies dañados, Kate soñaba con un mensaje de su amor, Elisa de tanto mirar el cielo y las estrellas, grita en el momento preciso.

-¡AAAAAH! ¡una estrella fugaz mira!- y las cuatro giraron su mirada al cielo al instante.

-¡Oh demonios!, ¿la viste?

-¡Sí, pero era gigante, pasó muy cerca!

-¡YA CÁLLENSE, PIDAN EL DESEO TONTAS!

Cerraron los ojos, y se tomaron de las manos unas a otras, casi como un aquelarre. Y rezaron a esa estrella de luz deslumbrante, que algo increíble llegara a sus vidas... que Londres les mostrara algo de su mágica naturaleza, entre cabinas telefónicas rojas y buses de dos pisos.

Una vez que tenían lo ojos bien cerrados, que pidieron el deseo en silencio, se soltaron las manos, y se miraron. -¿Qué pediste?- susurra la chica del maní a la pelirroja.

-¡No se cuenta, o si no no se cumple!- advierte Kate.

-No te cuento nada Mell, nada. Pero dame maní- Le roba de la mano.

-Yo igual quiero maní... pero más quiero bailar, con alguien... un chico... no un borrachín- reitera Elisa.

Escucharon la música del Big Ben a lo lejos, los crujidos en el cielo de los primeros fuegos artificiales, las bocinas de los autos, y los gritos de las personas. "Cinco, cuatro, tres, dos, uno..."

-¡Ya es año nuevo!

El primer abrazo del año, fue entre las cuatro. Entre risas y bromas.

-Chicas... este... será el mejor año, de nuestras vidas.

Y todas asintieron, con una corazonada incesable.





-*-



Lo que Mell, Elisa, Holly y Kate no sabían, es que hace exactamente 50 años atrás, habían cuatro jovenes de Liverpool, en una situación extrañamente similar. El último minuto de 1964.

George, Paul, Ringo y John; Compartían unos cigarrillos, desde el balcón de el lujoso hotel. Dentro del salón había música en vivo, un poco de Jazz para amenizar el ambiente, y los familiares y amigos bebían y comían. 

George le hace una seña a John, que está al otro lado de la sala, entonces este patea debajo de la mesa los pies de Macca, y Ringo ya esperaba en el marco de la puerta a la salida. Se levantan los cuatro sigilosamente, sin armar revuelo. 

-¡Al fin! ya estaba exhausto...- dice Lennon tomando una bocanada de aire. 

-Creo que mi estomago va a estallar- responde George, acariciando su panza.

-Menos mal comes y no engordas, no queremos un guitarrista en forma de balón.

-Yo no reclamo por tu cara de bebé mal formada- replica a Paul, mientras todos ríen.

-Que linda está la noche...-Dice Richard, cambiando el tema. 

-Oh, no como tus ojos azules, corazón mío- Bromea John. 

En la calle se escuchaban bocinas y celebraciones, botellas de champagne destapándose, y risas por todas partes. Un fuerte ruido opaca todos esos demás sonidos, algo ensordecedor. Todos se sobresaltan. 

Entonces, una luz cegadora... que sobrepasaba mil veces la luz de una estrella fugaz, se posa frente a ellos. Los muchachos sienten que aquella luz se desvanece, hasta desaparecer por completo de su vista. Luego de aquello, nadie decía nada, estaban en shock. 

-¿Ya morí?- George fue el primero en hablar.

-Estoy loco ó... ¿también lo vieron?

-Bueno, de que estás loco John no hay duda... pero yo también vi esa cosa espantosa- responde el ojiazules. 

-¿Qué rayos fue eso?- Al fin habla Paul, asustado. 

-Una estrella fugaz, ¿pero como diablos va a pasar tan cerca de nosotros, tan grande era?- Comenta Harrison, mirando la ciudad, para ver si calló en algún lugar cercano, pues es la única posibilidad de su esplendor. -Quizás calló al Tamesis...

-Bueno... se supone que, se piden deseos...

-Sí... ¿creen que debamos...?

-Yo ya lo pedí, no sé ustedes. 

"Que algo increíble pase otra vez". 

Así coincidía el deseo de los músicos, y tal como se repitió la historia unos cincuenta años después, a los segundos se escucha el conteo "diez, nueve, ocho, siete..." Se asomaron,  y vieron la multitud de personas bajo el Big Ben, al lado del The London Eye, "cinco, cuatro, tres, dos, uno...". 

Las campanadas retumbaron en toda la ciudad, el cielo se iluminó de brillos, dejando a los chicos con una sensación terrible, un misterioso futuro les deparaba.







Hola! he aquí el primer capítulo de esta historia, y debo decir que me emociona mucho subirlo. Primero que todo, ¡dar la bienvenida! a nombre de las cuatro, y ojala disfruten de esta idea loca de fanfiction que estamos formando. Dentro de poco verán más de la trama, y en que consiste la historia en sí, ¡es una travesía a través de épocas que JURO que las hará emocionar! y seguro se lograrán identificar con algún personaje, que como pudieron ver son bien adaptadas a la época. Además como parte del paquete de hoy, a un precio módico (? prometemos mucho Paul, George, Ringo y John, oh sí, esos fabulosos que logran inspirarnos a escribir tantas cosas. Espero les agrade. 
También quiero saludar a Carla y María que comentaron el prólogo! fueron las primeras en comentarnos, que emoción u_u espero que les agrade la historia! 

Sin dar más vueltas, ¡muchos cariños! 

-Cata McLennon. 








jueves, 1 de enero de 2015

Prólogo

Que linda es la vida cuando la tienes frente a tus ojos. Cuando te atreves a mirarla, sin temor a lo que los demás puedan decir. Simplemente tomas el riesgo, que se pone en tu camino, y luchas por aquel sueño... ese sueño que comentabas con tus amigos en el patio de la escuela, y más de alguien te quedó viendo como loco por el hecho de solo nombrarlo.

Pero que linda es la vida cuando la tienes frente a tus ojos, y te das cuenta de que hiciste más... más de lo que esperabas alcanzar en tu vida. Salir de Liverpool ya era el mayor logro que podíamos acceder, Hamburgo era tocar el cielo, cuando estábamos en América, entre el mar de humanos, ya eramos mas famosos que Jesús.

 Sin embargo hoy sé que lo hicimos. Traspasamos la barrera del tiempo, y nos veo... después de tantos años, en la cima, ¿aún?. Me caigo de espaldas en un mar de incertidumbres. Jamás pensé pasar del 69' y ahora con esta cosa rara... ¿cómo se llama? ah sí, "Internet".

¿Alguien de aquí me puede explicar de qué se trata esta mágica pantalla? porque todavía no la entiendo, me dijeron que podía chatear, ¿alguien de aquí conoce que rayos significa, "chatear"?

Esta es la maquina de escribir mas rara que vi en mi vida entera, pero me dijeron que podía hablarles de mi. Espero no les moleste, acomódate bien en tu asiento.

¿Y tú? sí tú, que estás leyendo en este momento, ¿escuchaste hablar de mi? o de ellos tres, o cualquiera de nosotros. Seguro donde tus padres escuchaste hablar de nosotros, o la casa de los abuelos. Alcanzamos las estrellas, y bebíamos de su miel, eso te dijeron de seguro. No te mintieron.

Fuimos leyenda, somos leyenda.

Que linda es la vida cuando la tienes frente a tus ojos.