martes, 24 de febrero de 2015

Capítulo 4

-Espera... -susurró Melina mientras paraba a Holly con la mano -. ¿Y si están armados?
-Tienes razón -dijo la chica sin despegar la mirada de esas cuadro cabezas melenudas-. ¿Qué hacemos?
-Eh... eh... -comenzó a mirar a todos los lados-. Iré por la pala de la jardinería.

Y a hurtadillas y sin hacer algún ruido, Melina fue por la pala. Por suerte habían dos: la suya, y la del vecino. así que las tomó y regresó de la misma manera hacia Holly.

-Listo.

Ahora cada quien con una pala, caminaron hacia ellos. Melina por detrás de Holly, seguro se sentían soldados en una película de Steven Spielberg o en uno de esos juegos de Xbox que de vez en cuando jugaban para sacar toda la frustración del día.

No podían negar que en su interior, ya entraba el miedo.

-¿Có...?
-Shhh -interrumpió Holly-. Vamos a noquearlos, ¿ok?
-¿Qué?
-Ya los vi... yo te doy la señal.
-¡¿Qué?!
-1... ¡AHORA!

Holly salió rápidamente y con la pala le pegó en la espalda a no sólo uno, sino dos. "Dos pájaros de un tiro", pensó sintiéndose muy orgullosa.

-¡¿Qué mierda?! -dijo el otro supuesto ladrón algo impresionado, robando la atención de las chicas-. ¡¿Qué has hecho?! ¡ESTÁS LOCA!

Comenzó a acercarse a Holly en plan de arrebatar la pala que tenía en las manos o quizá golpearla, así que Mell tomó valor y fue la primera en lanzar el golpe... con la pala... en la espalda. El chico cayó en menos de un segundo.

Hubo una pequeña pausa mientras se miraban asombradas, pero algo contentas. Nadie que no fueran las chicas tenía derecho de acercarse a la kombi de Holly Bennett.

-Holly... -musitó la chica asustada-. ¡Holly, los hemos matado!
-Mierda, ¿soy asesina?
-¡LOS MATAMOS!
-Maldita sea Melina, ¡GUARDA SILENCIO!

Holly asustada y ahora dudosa, miró al trío en el suelo.

-¿Ladrones con traje? Já, ¿qué sigue?... ¿La reina Isabel en kimono?
-¡Deja eso Holly! ¡Los hemos matado!
-Claro que no... -se agachó un poco-. Bueno... al parecer siguen respirando.
-¿Sí?
-No sé, no veo bien.
-Joder, joder... joder... ¿qué hacemos?
-Llama a... a las chicas... yo... yo me encargo de echarles un vistazo, ¿ok? -Holly se encontraba nerviosa, no creía ser asesina... o al menos, no por ahora.
-¿Y si mejor llamamos a una ambulancia?
-¡¿Estás loca?! ¿Qué tal si sí los matamos, eh? Soy muy joven como para pudrirme en una cárcel... y tú cariño, tú también participaste.

Por último, Mell miró a los chicos noqueados en la acera, suspiró tratando de calmarse y se retiró de ahí.


-*-


-¡Heeey!

El pobre chico que faltaba de aquel trío -ahora heridos por unas palas de jardinería- comenzó a caminar en la única dirección a la que los Beatles pudieron haber ido.

-¡Chicos! -gritó sin parar de caminar-. ¡Ahora ya no se puede quedar uno comiendo porque se van!

Llegó a los departamentos donde sucedió todo aquello que merecía la principal en un periódico. Miró a los chicos en el suelo sin dar muestra de vida y a la chica que estaba ahí, recargada con el celular... entonces se acercó imaginando lo peor.

-¡¿Están muertos?!
Holly alzó la mirada algo sorprendida. -¡¿Quién eres tú?! -tomó la pala que estaba al lado de ella-. Tengo una pala y no dudaré en usarla.
-¡LOS MATASTE!
-¡Sí, idiota! ¡LOS MATÉ!... Y si no te largas, haré lo mismo contigo -se acercó a él.
-¡Holly!

Elisa salió corriendo y al ver tremenda escena, le arrebató la pala a "la asesina".

-¡¿Qué hiciste?!
-Querían robar mi kombi y...
-¡¿Qué?! ¿Robar dijiste? Nosotros te podemos comprar miles de esas -miró la camioneta vintage-. ¿Cómo por qué robarían tu vehículo?
-Pues... porque... ¡Mejor guarda silencio! -las dos miraron al chico de traje.
-¡HOLLY DIOS MÍO!

Kate salió gritando y corriendo como si el departamento se estuviera incendiando.

-¡POR DIOS! ... -se quedó congelada viendo los cuerpos ahí-. ¡ERES UNA ASESINA!
-Hey, guarda silencio -Mell cubrió su boca al instante.
-Carajo, te hubiera dicho que no trajeras a Kate -musitó Holly -. La chica se asusta hasta con una mancha pensando que es una cucaracha con una motosierra.
-Entiende la situación: Kate llega, ve cuerpos en el suelo, te ve con una pala...
-Cálmate Melina, no soy la única asesina en todo caso.
-¿Tú también Mell? -Elisa la observó y la chica sólo hundió los hombros-. ¿Nos van a explicar o...?
-Ya te expliqué. Esos... -señaló al trío inconsciente en el suelo-. Eran unos ladrones y yo sólo defendí lo que es mío. Ahora dejen de juzgarme y ayúdenme a arrastrarlos hasta el living.
-¿Al living? ¡¿Quieres que tengamos a unos muertos en nuestro departamento?!

Se escuchó un "¿qué te sucede?" de Kate por detrás de las manos de Mell.

-¿Por qué no mejor los cortamos y los comemos? Carne por un año... y no se ven nada mal eh... -comentó Elisa sarcástica mientras veía a los chicos. Holly suspiró.
-¿Me van a ayudar o qué?
-Yo llamaré a la policía, ¡TÚ ERES UNA ASESINA!
-Oh no, tú no vas a llamar ni a tu madre -Holly se acercó al chico con furia, entonces Elisa la detuvo imaginando a otro muerto reposando en el suelo.
-¿Y tú quién eres?
-George Harrison... ¿y tú?
-¿Yo? -sonrió-. Elis...
-Se refiere a si eres algo de ellos -Mell la interrumpió.
-Soy su amigo, ellos venían conmigo.
-Bien George, mejor deja de ver nuestra obra de teatro y ayúdanos a meter a tus amigos -propuso.
-¿Creen que seré su cómplice?
-Sí.
-Sí...
-Más te vale.
-Tiene que ser así -dijo Kate huyendo de las manos de Mell-. Hay que ser coherentes, no podemos dejarlos aquí estén o no muertos.

Todos miraron a la chica disciplinada sorprendidas. George sólo pudo asentir pensando en lo poco que había sucedido ese viernes.





-*-


-Ladrones en nuestra casa, qué cool... les ahorramos el trabajo. Hay que calentarles té e invitarlos a que roben nuestras pertenencias tranquilamente.
-Shhh...

Apagaron las luces de ahí y encendieron una lámpara.

-Elisa, Kate, Holly... pónganse a cada lado de los ladrones, yo les preguntaré.
-¿Y yo qué hago? -preguntó el otro Beatle confundido.
-Sentarte y callarte como buen chico.
-O te amarramos con la soga de la cortina -afirmó Holly.
-Así es... -Mell miró detalladamente al chico por unos segundos y luego, recordando la situación, enfocó la luz de la lámpara en los chicos reposando en la alfombra.
-¿Qué haces Mell?
-Eh, ya saben... lo que hacen en las películas de detectives y así.
-¡Ah, ya! Eso lo vi en...
-Silencio... -Kate interrumpió robando la atención-. Se está moviendo uno de ellos.

Elisa se acercó al chico que se encontraba más cerca y le pegó una cachetada a lo que soltó una risita al igual que Holly, Mell respondió dándole un codazo para que se comportara. El pobre chico fue reaccionando con la mejilla colorada no teniendo suficiente con el tremendo golpe que le soltaron con una pala.

-¡Vamos, despierta de una maldita vez! -gritó Holly.

Kate le hizo un ademán con la mano indicando que guardara silencio. Todos los ojos estaban enfocados en ese chico que sólo se movía... y por fin, abrió los ojos delicadamente.

-¡Ya era hora!
-... ¿Eh? -apretó los ojos-. ¿Dónde estoy?
-No no, guarda silencio. Aquí quien pregunta soy yo... -Mell carraspeó-. ¿Quién eres?
-¿No me conocen? -levantó una ceja.
-Por eso te está preguntando, duuuh -dijo Elisa.
-¡Paul, diles todo!
-¿George? -miró al chico sentado en el sofá como niño bueno-. ¡George! ¡¿Dónde estamos?!
-¡CÁLLENSE! -gritó Holly-. Pongan atención o de verdad, les juro que habrá más que unos suaves golpes con la pala.
-¿Suaves? ¡¿SUAVES?! ¡John y Ringo ni siquiera han despertado! ¡CASI NOS MATAS!
-Iban a robar mi kombi, malditos ratas.
-¡¿Robar?!
-Sí, vi sus negras intenciones al igual que Mell, así que por eso les soltamos un lindo palazo.
-Yo no quería, lo juro... ¡Entré en pánico! -dijo la chica justificándose ante las chicas-. Casi golpean a Holly.
-Bien, gracias por salvarme la vida Melina... ¿ya estás contenta?
-Falta que me beses los pies.
-¡Guarden silencio, por Dios! -Kate gritó provocando que todos la miraran. Sabían que era mejor no jugar con sus nervios-. Yo preguntaré, ¿está bien? -suspiró y miró al chico-. ¿Qué recuerdas?
-Recuerdo que... hmm... me acerqué con Ringo a una kombi y luego... luego todo se estrelló y vi mi vida pasar ante mis ojos.
-Ufff, qué dramático saliste.
-No es drama -suspiró-. Todo ha estado tan diferente hoy... Tienen que despertar a los demás, por favor.
-Olvídalo, están muertos.
-¿Qué?
-Y haremos que los comas para que vivan dentro de ti.
-¡¿QUÉ?!
-Cállate Elisa, que de tan dramático que es, no dudo que le de el soponcio aquí.

El living se inundó del sonido de unos ronquidos no desagradables pero, algo fuertes.

-¡Ringo! -Paul comenzó a moverlo-. ¡Ringo, despierta!
-Cinco minutos más...
-¡A dormir a su casa! -Holly lo pateó y el pobre chico cambió sus ronquidos por un gemido de dolor, entonces fue abriendo lentamente sus ojos azules... un tanto bellos, por cierto.
-¿Eh?... ¡¿Qui-quiénes son ustedes?!
-Me presento: soy la dueña de la kombi que tú y tu amigo, aquí presente... -señaló a Paul-. ... iban a robar.
-¿Robar? -observó al chico de cejas perfectas.
-Eso dicen.
-¿Por qué robaríamos tu kombi?
-Igual tengo esa duda.
-No no -el chico sonrió tan simpáticamente como solía hacerlo llamando la atención-. Todo esto es un mal entendido. Déjenme explicarles...
-La única explicación es que son unos ladrones... LA-DRO-NES. Si no fuera por esas hermosas palas de jardinería, mi bebé no estuviera aquí.
-¿Ahora es un bebé? -dijo Paul mientras se rascaba la cabeza.
-Se refiere a su kombi -Elisa hizo un ademán con su dedo índice indicando que su amiga estaba un poco chiflada.
-Oh...
-Shhh, todos. Escuchemos a... ¿Ringo? -preguntó Kate mientras lo observaba.
Ringo asintió. -Gracias -todos enfocaron la mirada en él-. Verán... Hoy todo ha estado tan diferente que al ver esa kombi parecida a una de aquellos años donde solíamos ser felices y no ser golpeados por una pala gracias a una chica loca, nos acercamos a ella.
-¡¿LOCA?!
-Aceptemos que Holly está un poco loca, pero ustedes la superan. ¿Cómo que "aquellos años"?
-Nosotros somos...
-¡Dejen dormir, malditos perros!

La voz de John Lennon, los insultos de John Lennon. John Lennon estaba vivito y coleando... o mejor dicho: gritando y quejándose, algo no tan novedoso.

-Vaya, hasta que despierta... -musitó Paul.
-¿Qué? -el último chico que faltaba terminó de despertar, tomó asiento en la alfombra mientras frotaba sus ojos y miró a todos-. Ufff, qué tal señoritas... ¿me he perdido de algo?
-John...
-Por qué no me dijeron que iba a ver fiesta, ¿eh? Siempre quieren todo para ustedes.
-John... shh...
-Cuatro señoritas, y nosotros somos cuatro ¿coincidencia?, no lo creo. Por favor Elvis, que este no sea un sueño -cruzó los dedos mientras sonreía.
-¿Perdón? -Kate lo miró encarnando una ceja-. ¿Puedes comportarte?

John miró a los chicos con una sonrisa que estaba a punto de convertirse en una risa escandalosa.

-¿Escucharon eso? -el chico rebelde soltó una carcajada.

Todas miraron a Kate -incluyendo los Beatles-, quizá comenzaban a darse cuenta que esa chica explotaría sí o... sí.

-Siempre lo escucho, no te preocupes -dijo Mell mirando a Kate con temor. No quería que le soltara un golpe ahí mismo.
-Sólo... guarden silencio, por favor -Kate observó a John en cuanto el chico lanzó un bufido, un gran bufido; esos que lo caracterizan cuando habla con Brian Epstein.
-Veamos: primero me pegan con un tubo...
-¡Corrección! No fue un tubo... -gritó Elisa.
-... fue una pala -afirmó Holly guiñando un ojo.
-Mi linda pala de jardinería -sonrió Mell por último.

"¿Qué clase de personas son las de ahora que hasta en el momento de hablar están conectadas?", se preguntó el chiquillo Harrison mientras miraba la escena como todos. Pero no era nada especial... sólo eran ellas. Mell, Holly, Elisa y Kate, sólo que Kate ahora estaba más centrada en no cometer homicidio gracias a ese chico que quería hacerse el gracioso.

-Una pala, un maldito tubo ¿qué importa? Me dejaron inconsciente.
-Te lo merecías, ibas a robar la kombi de mi estimada.
-No no -musitó Mell-. Él iba a golpear a Holly.
-¡¿Qué dices?! ¿Golpear a Holly?... En primera, ¿quién diablos es Holly?
-Mary Jane Bennett para ti, bastardo.
-Heeeey, relájese señorita -suspiró-. Dios, ¿por qué las bonitas son las más locas?

Holly se sonrojó un poco... pero era demasiado orgullosa como para demostrar que ese tipo provocó que sus mejillas tomaran color, así que se levantó y suspiró.

-¿Entonces no son ladrones? -tomó un puño de palomitas de maíz y se recargó en la pared.
-¡NO! -gritaron los cuatro al mismo tiempo.
-Bien... creo que, les debemos una disculpa -Mell bajó la mirada.
-¿Disculpa? Naaah, eso no va conmigo -decía mientras comía una roseta tras otra-. Además, me divertí mucho golpeándolos.
-Qué amables -sonrió Paul-. Y por el golpe... no es nada.
-Ya pueden marcharse. Se hace tarde y debemos ver una película que es más interesante que todo esto... -dijo Elisa reincorporándose.
-¿Qué? ¿Tanto para que los dejemos ir tan fácil?
-Es mejor que se larguen Mell, no pienso perderme a Johnny Depp -Holly tomó el recipiente de las palomitas y se hundió en el sofá.
-Además mañana debemos despertarnos temprano -Kate se levantó y encendió la luz.
-¿Qué película verán?
-¡Cry Baby! -dijeron Elisa y Mell al mismo tiempo, algo... emocionadas. John se asustó un poco, no le sonaba a algo de Elvis, ¿y qué podría ser más emocionante que Elvis?
-Eh... ¿Podríamos quedarnos?

Todos miraron a Ringo ahora. John cambió su cara a un gesto de "¿qué carajo te fumaste?", Paul y George miraron la expresión de las chicas, que tenían exactamente el mismo gesto de John.

-Claro que no, vayan a su casa.
-Si quieren, en un futuro... podemos prestarles la película.
-No tienen que venir a robarla -sonrió Holly y se escuchó un "ja-já", cortesía de Lennon.
-El problema no es ese, el problema es que... es... que...
-No tenemos casa.
-Eso -suspiró George-. No sabemos dónde ir.

Hubo una pequeña pausa, entonces las chicas se miraron entre sí entendiendo lo que cada una quería decir: "¿Será buena idea?" "Qué tipos tan más extraños..." "Han de estar fumados." "¿Y si los dejamos sólo un rato?"

-Denme una razón: ¿cómo por qué dejaríamos que se quedaran?
-... Tal vez porque somos The Beatles.





-*-


Todos estaban entretenidos mirando la televisión. Lo único que iluminaba el living era la luz de la pantalla que acompañaba el sonido de las palomitas de maíz siendo masticadas.

Paul miró los labios de Elisa que se movían sin decir absolutamente nada mientras comía palomitas.

-¿Has dicho algo? -le susurró.
-Shhh, mira... -señaló la pantalla con su dedo índice.

Y se escuchó un leve suspiro de las chicas gracias a los encantos de Johnny Depp. Resulta que Elisa se sabía la película completa, incluyendo los diálogos. "Bola de dementes", se dijo en su mente mientras miraba al chico estilo Teddy Boy en la pantalla.

Por otra parte, se encontraban Holly y Kate a los lados de John dejando al "pobre" chico en medio de las dos.

-¿Por qué tenemos que ver esto?
Holly enfocó la mirada en él lentamente algo irritada-. ¿Y por qué no se largan? 
-Hey, guarden silencio... -musitó Kate provocando que John la mirara.
-... ¿Cómo te llamas?
-¿Yo?
-Sí, tú.
-Kate.
-Kate, ¿sabes? Yo tengo unas gafas parecidas.
-Ohhh... qué bien -sonrió la chica, sonando algo desinteresada sin ser descortés.

El chico bufó por último aparentando que era lo único que podía hacer. Comenzaba a aburrirse, entonces se dedicó a observar el lugar, incluyendo a Ringo... que por momentos, desviaba la mirada hacia Kate. Tomó una roseta de maíz y se la lanzó. Al momento en el que Ringo sintió la palomita golpear su mejilla miró a John que levantaba sus cejas travieso... y con pena, sólo respondió con un "cállate" sin decirlo.

Al otro extremo del sillón estaba George al lado de Mell. La chica no podía sentarse en el mismo lugar que las chicas, estén o no aquellos "Beatles". Tenía un sofá individual donde podía moverse con toda la libertad que necesitaba. Llamaba su atención cómo el chico podía meterse un puño de rosetas y devorarlo en menos de un minuto para comer más... y cómo es que aun así, lucía más delgado que una modelo en una pasarela de Chanel.

George sintió su mirada y volteó lentamente, a Mell sólo le quedó sonreír...

Elisa, siendo arruinadora de momentos desde 1994, asomó su cabeza por detrás de George encontrándose con Mell. Guiñó un ojo e hizo un corazón con las manos provocando que la chica desviara la vista a la televisión. El chico George volteó y observó a la otra chica que había enfocado la mirada en Cry Baby inmediatamente antes de que sus ojos se encontraran con los de el flacucho. Había sentido que esos ojos café oscuro eran muy profundos... pero lindos... muy lindos. Demasiado lindos llegó a pensar.

-... ¿Cuándo va a terminar esta mier...?
-¡SHHHHHH! -interrumpieron las chicas al mismo tiempo callando a John al instante.

Pareciera que John moriría en ese mismo instante de aburrimiento. Lo único que lo mantenía en el living de las chicas... o mejor dicho: en su departamento, era que realmente no tenían dónde ir, ni siquiera sabían la fecha en la que vivían... ni siquiera sabía si estaba vivo o no... o si ese de verdad era un sueño.

-¿Se supone que son los 50s? -cruzó los brazos.
-Algo así.
-¿Y por qué no había visto esta película antes?
-Tal vez porque viven en un hoyo -dijo Holly harta de que no cerraran la boca.

O tal vez porque ellos venían de 1965 y no existía esa película hasta 1990.

-Mr. Sandman, bring me a dream... -el chico de cejas perfectas -como así le había puesto Mell en su mente- comenzó a cantar en tono bajo conforme cantaban en una escena de la película.
-¿Conoces la canción? -susurró Elisa algo sorprendida.
-Claro, es un clásico. Mi madre la ponía unas diez veces al día.
-Groovy, y cantas bien.
-Es que... tú sabes... soy un Beatle.

¿Saberlo? No, Elisa no lo sabía. De hecho NADIE en el mundo del 2015 lo sabía. Además... ¿Un Beatle? ¿Qué rayos era eso?... ¿Un tipo de vagabundo o algo por el estilo?

A la chica -aun pensando en la salud mental de Paul por esa última respuesta- le suele caer bien la gente con gustos antiguos que casi no se encontraba en ese siglo. Le gusta comenzar una charla con ellos e intercambiar bandas, artistas, o películas... pero al saber que esos chicos eran algo raros, sólo se limitó a sonreír un poco pensando en la clasificación "Beatle" de estos días; quizá era un intento de hipster o emo. Así que siguió viendo la película como todos...

... Todos que no fueran el pobre John Lennon y su fastidio que se notaba a kilómetros. Luego tenemos a Holly y esas piernas relucientes que estaban cerca de sus manos. Se le hizo fácil acercarlas a sus muslos y... bueno... ¿Por qué no ponerle algo intenso al momento?

-¡AAAAAAAHHH! -gritó Holly provocando que Kate saltara del susto y todas las palomitas salieran volando-. -¡¿QUÉ TE SUCEDE, IMBÉCIL?! -le soltó una bofetada.

Mell, al escuchar el estruendo de la palma de Holly golpear la mejilla del chico, tomó el control remoto del reproductor Blu-ray y le puso pausa en cuanto la chica indignada se puso de pie... sólo por si las moscas... y para no perderse ni un segundo de la película. Kate por su parte, comenzó a recoger las palomitas, y Elisa encendió la luz. Todo eso en menos de 5 segundos.

-¿Qué pasó Holly?
-¡ESTE ESTÚPIDO...! -alzó la mano para pegarle de nuevo, pero Kate la sostuvo al instante.
-Oh vamos... -John reviró los ojos-. No es para tanto.
-¡¿Qué fue lo que hizo?!
-¡ME TOCÓ!

Ringo palmeó su frente pensando en lo idiota que puede ser su amigo. Los otros dos chicos se miraron haciendo una mueca y John seguía igual, sin ninguna impresión acerca de sus ocurrencias.

-¿No lo han hecho antes? ¿O me dirás que eres una monja? -bufó.
-Kate, no me sueltes o lo mato... -y obedeciendo a la chica, Kate puso más fuerza en sus manos.
-Creo que... deben irse -dijo sacudiéndose junto con Holly.
-No... -suspiró uno de ellos-. De verdad, no sabemos dónde ir.
-¿Y para qué quieres quedarte en un convento de monjas? Ew. Mejor vamos a explorar este mundo de locos al que hemos caído chicos... por cierto, tomen rosetas de maíz... -hundió los hombros-. Por si tenemos hambre.
-¡Cállate Lennon! -gritó George.
-Disculpen a mi amigo orgulloso, es sólo que no ha tenido... ya saben...
-¡ERES UN CALIENTE...! -Kate cubrió la boca de Holly antes que dijera lo que no se esperaba.
-No podemos tener un urgido en casa, lo siento.
-Les seré sincero: odio rogar, pero en esta ocasión es necesario... -dijo George sonando lo más honesto posible-. Nos sacaron de un hotel, no tenemos dinero por ahora, no podemos llegar a nuestro hogar porque todo ha cambiado... 
-Ni siquiera sabemos en qué año vivimos.
-Y aparte de calientes, drogadictos... -susurró Elisa.
-Deben creernos. 
-Nuestro avión tuvo un problema y después... pues después despertamos en lo que parece, otro siglo.
-Por favor, dejen de bromear... ¡estamos en el 2015! 

Como dijo Ringo: otro siglo. Los Beatles se miraron extrañados, incluyendo a John... Pareciese que las chicas les estaban tomando el pelo. ¿2015? No puede ser posible. Comenzaban a pensar que quizá sí se habían drogado de más.

-Denme las drogas, chicos -Mell extendió la mano.
-¿Qué hago para qué me crean?
-¿Cómo es que se llaman...? -preguntó Elisa haciéndose la científica.
-Yo soy George, él es...
-¡Él es Ringo!
-¿Eh?... Soy Paul.
-¿Y quién es Ringo? -señaló a John -¿El caliente?
-No, yo soy Ringo -el chico levantó su mano con la sonrisa que sólo Ringo puede tener.
-Y yo John... -le guiñó un ojo a Holly.
-¿The Beatles dicen?
-Sí, los mismos.
-¿Help!? ¿Twist n' Shout? ... -todas comenzaron a negar -Oh por favor, ¿qué me dicen de Love Me Do?
-¿Qué es eso?
-Creo que son canciones -afirmó Kate.
-¡Sí! ¡Son NUESTRAS canciones! ... ¡¿Ya nos reconoces?!
-Hmmm... no.

Se dieron una palmada en la frente. John harto de esta plática se levantó y comenzó a divagar por todo el living.

-¿Buscas algo?
-Necesito saber si lo que dicen es cierto -levantó unos cojines del sofá, buscó por la mesita de centro y... miró el celular de Mell -¡Miren chicos, es como esa cámara!
-¿Acaso estás idiota? Es un LG L7.
-¿Qué mierda es eso?
-Un celular, duuuh.

Presionó el único botón y la pantalla se iluminó. Miró la imagen de los Guns N' Roses que tenía de protector de pantalla, el reloj -que marcaba las 23:14p.m.- y la fecha: bla bla blá del... sus ojos no lo engañaban... del 2015.

John soltó el celular al sofá. -¿Están jugando con nosotros?
-¿Eh?
-¡Aquí dice 2015!
-Pues sí imbécil, ese es el año en el que vives.
-Pero... pero nosotros vivimos en 1965.
Todas miraron a Elisa. -Oye Eli, ¿no son tus amigos drogadictos fanáticos de los Stones y todas esas cosas?
-Jamás he visto a estos hombres en mi vida.
Kate suspiró fuerte, igual estaba fastidiada. -Terminemos de ver la película, ¿quieren? -todos musitaron un "por supuesto"-. ¡SIN TOQUETEOS! -observó a John que sólo levantó las manos y asintió.

Entonces Mell tomó el control remoto de nuevo y reanudó la película.


{tenía que tomarle una fotografía, kasjhas♥}


-*-


-¿Están bien?
-Sí...
-Gracias, de verdad.
-No hay de qué, pero recuerden que en la mañana tendrán que irse sí o sí.
-No te preocupes por ello.

Kate se encontraba en medio del living con su bata puesta y los brazos cruzados. Alrededor estaban los Beatles acostados en los sillones, cada quien cubierto con una manta que les ofreció ella misma. Las chicas por su parte, en cuanto terminó la película, sólo se limitaron a despedirse con un "adiós" y fueron a desmaquillarse, cepillarse y a ponerse la pijama. Estaban listas para dormir y olvidar ese día de locos -como pensaban los chicos-.

-Si necesitan algo, pueden tocar una puerta de las cuatro que se encuentran cerca del baño.
-Eh... tengo una pregunta: ¿dónde está el baño?
-Al final del pasillo. Oh, olviden lo que dije... no toquen la segunda puerta de la derecha, ahí... 

Pensó en decir que ahí dormía Holly, pero conociendo a John un par de horas le bastó para ahorrarse sus palabras.

-... ahí no hay nadie, están las cajas de la mudanza.
-Bien, gracias de nuevo.
Asintió con una dulce sonrisa y apagó la lámpara. -Buenas noches.
-Buenas noches...
-Hasta mañana.
-Descansa.
-Sueña conmigo -esa última fue de John.

Antes de salir del living, -ahora convertido en una habitación de Beatles- soltó una pequeña risita por el humor del chico y comenzó a caminar a su cuarto apagando todas las luces de la casa.

-Kate... pssss, ¡Kate! -susurró Elisa mientras se asomaba por detrás del marco de la puerta de su habitación-. Ven, estamos todas aquí.
-¿Qué sucede? ... Ya duérmanse chicas... -se acercó-. Es muy tarde.
-¿Y qué? Mañana es sábado.
-Vamos, entra.

Después de que Kate cayera en su red de desvelo, Elisa cerró la puerta de su habitación poniendo seguro por si las dudas. Todas tomaron asiento en la cama, excepto Mell, que le era más cómodo acomodarse en la alfombra. Cielos, esa chica sí que amaba la libertad.

-¿Y bien?
-Seguimos dudando de aquellos chicos.
-Miren, a pesar de lo que sucedió...
-Sí sí -interrumpió Mell mientras cruzaba sus piernas -No dudamos que alguno de ellos sea gentil. Pero no nos tragamos el cuento de que vivían en 1965... ¿Acaso son el "Doctor" de Doctor Who y tienen una Tardis? Hmmm, NO.
-¿O acaso son McFly y el "Doc" y tienen un DeLorean? TAMPOCO -agregó Holly.
-Bueno... yo no viví en 1965 pero, creo que si no fuera una broma, sabría de ellos. Además dicen ser muy famosos.
-Elisa, ¿no serás poser?
-Cállate -le tiró una almohada a Holly mientras reía-. Aunque... puede que sí. De igual manera, tenía que buscar entre mis cosas y hallar el diario de mi abuelita.
-¿Tienes el diario de tu abuelita? -Mell encarnó una ceja.
-Por supuesto, es una reliquia. Y también le dije que me dejara sus muebles para mi futura casa.
-Estás como aquellos chicos: totalmente fumada -Elisa la miró con ojos de asesina.
-Bajen la voz... -susurró Kate-. ... ¿Y no los han googleado o algo?
-Yo lo hice desde que estábamos en el sofá viendo Cry Baby.
-¿Qué te aparece?
-"Quizás quiso decir Beetles" con doble 'e'. Entonces lo puse, y me salieron esos vehículos de la Volkswagen e insectos, exactamente escarabajos.
-Oh por Dios... unos locos están durmiendo en nuestro living.
-Bueeeeno, Elisa siempre duerme en el departamento y nunca nos quejamos ¿o sí? -rieron.
-Ja-ja-já. Miren chicas... -Elisa sacudió el diario de su abuelita más viejo que la reina Isabel.

Abrió el gran diario con hojas rasgadas y amarillentas por el tiempo y comenzó a buscar página por página, sólo para ver si podría aparecer algo de los dichosos "Beatles" por ahí. Aunque no descartemos que la abuelita de Elisa era más fanática de The Who y de The Rolling Stones.

-Veamos... aquí maldice a sus bisabuelos... -pasó la hoja-. Aquí las miradas con el abuelo... -otra hoja-. Aquí el baile mod con canciones de The Kinks...

Mientras Elisa hojeaba cada página, las chicas se miraban entre sí, cada una con diferentes pensamientos. El hecho de que esos chicos se quedaran no era del todo grave, además les parecían... interesantes dentro de lo que cabe. Y claro que eran apuestos... más bien como... muy finos -descartando el toqueteo de John-, altos... con porte.

Uno con rasgos muy definidos, otro con cejas bonitas... otro chico con la sonrisa más simpática jamás vista por ellas, y el otro tenía un sentido del humor algo negro pero, ¿llamativo?

-¡AQUÍ HAY ALGO ESCRITO SOBRE ESOS TIPOS!
-Shhhh, Eli.
-Lo siento -tomó aire y se preparó para leer.


"Septiembre, 1965:

Aunque no fuera una gran fanática de ellos, claro que su música era como poesía y rock mezcladas al mismo tiempo, algo que se respeta. El mundo ha quedado impactado por la desaparición de aquellos chicos con melena groovy: The Beatles."


Entonces bajó el diario y miró a las chicas sin poder creerlo. Nadie de aquellos años podría creer que los Beatles estaban durmiendo cómodamente en su living... ah, y en el siglo XXI.






-*-







¡Hola, hola!
Antes que nada, me presento: soy Salma y amo a esos chicos perdidos en el 2015, fin.

... aparte de eso; soy la última en escribir por acá, así que la siguiente es mi querida *redoble de tambores* ¡Cata! De nuevo comenzamos el círculo. Espero que les haya gustado el capítulo cuatro, y nos emociona mucho que les agrade la historia. En serio, muchas gracias <3 ahora Holly y sus súbditas se encontraron con The Beatles aka los hornys y bueno, lo demás sigue siendo un misterio ¿?

Valeria: CASI CASI le atinas, sólo por unos dos personajes y chicas jajajaja, y estamos planeando presentarlas con todo y foto (? y Cami y Carla: ... PLIN LIN LIN ¡ACERTARON!

Espero que estén de lo mejor, es un gusto saludarlas y conocerlas {a las chicas que no conocía hasta ahora} al menos por medio de comentarios. Ojalá estén pasando un hermoso cumpleaños del hermoso George Harrison, *abre la botella para celebrar* ya 72 años... ay, qué rápido pasa el tiempo.


qué bello.


En fin, nos escribimos (¿?) dentro de 3 caps más.
Cuídense mucho

-Salma Mc.


viernes, 13 de febrero de 2015

Capítulo 3

-¡Ya vámonos que ya me duele el trasero! -gritaba Holly emputecida tocando la bocina de su kombi a las afueras del centro comercial. Ya era la quinta o sexta vez que la hacía sonar. Habían terminado sus turnos hace media hora atrás y no aguantaría ni un minuto más en ése lugar.

Kate, Mell y Elisa salieron disparadas del recinto hasta la camioneta. Conocían lo suficiente a Holly y sabían que era capaz de irse sin ellas, lo que no les convenía, porque el mall donde trabajaban quedaba a 10 km de su departamento y era peligroso caminar por ésos lados en la noche.

-¿No podías esperar un rato pequeño sin hacer tremendo escándalo? -preguntó Kate mientras se acomodaba en el asiento del copiloto y se colocaba el cinturón-. Tuve que administrar el dinero, Mell tuvo que limpiar las mesas y Elisa tenía que cerrar la librería.

Holly bufó y arrancó la kombi a toda velocidad. -No entiendo por qué deben hacerlo todo. ¿Y los estúpidos que trabajan con ustedes no lo pueden hacer? -preguntó molesta. Su temperamento se debía por su día habitual en H&M, pero las chicas no le preguntaron, pues ya lo sabían y estaban más que acostumbradas.

-En la librería lo hacemos por turnos. Además me gusta quedarme al final -Kate y Mell la miraron extrañadas-, así puedo echarle un ojo a los libros nuevos que van llegando. Adivinen que exquisitez literaria llegó esta semana.

-¿Cuál? -preguntó Mell mientras encendía un cigarrillo.

La naranja mecánica! -contestó emocionada. Kate hizo un gesto de desagrado. Había visto la película con las chicas hace unos meses atrás en la ''Noche clásica''. La noche clásica había sido inventada por Elisa hace un par de años atrás. Consistía en que cada viernes por la noche se reunían a ver películas estrenadas hace por lo menos diez años o más como El resplandor o Casablanca . Era una de las actividades que más disfrutaban hacer juntas. Pero volviendo a Kate, la película no le había gustado ni un poco. Definitivamente Kubrick no era uno de sus favoritos.

-Bueno yo, por lo menos quedé sola y tuve que limpiar todo con el sudor de mi frente -agregó Mell mientras le daba una calada a su cigarro y expulsándolo de forma serena. Era el noveno cigarro que había fumado en el día.

-¿Y Kevin? -Mell se encogió de hombros-. No sé, yo creo que ustedes dos terminarán en un noviazgo. Digo siempre canta contigo las canciones de Bon Jovi y Aerosmith -Mell se quitó rápidamente el cigarro de la boca para responderle a Elisa, porque definitivamente no se quedaría callada.

-Cállate tonta ridícula. Tú sabes que ni aunque me regalaran el terreno más grande del mundo para practicar mi amada jardinería saldría con él. Además ustedes saben que ni pienso en tener novio -se cruzó de brazos y se volvió a meter el cigarro en la boca. Las chicas soltaron una carcajada.

En eso, se escucha un ''beep'' proveniente del teléfono de Kate. Ésta revuelve todo su bolso para encontrarlo, porque por alguna razón que no lograba entender, estaba completamente desordenado.

-Si buscas tu celular, está en el bolsillo de más adentro -declaró Holly sin quitar la vista de la calle. Kate revisó aquel bolsillo y sí, estaba allí.

-¿Y cómo sabías que estaba allí? -preguntó desconcertada, pero después de pensarlo un poco la respuesta más lógica llegó a su cabeza-. ¡Mary Jane Bennett!, ¿Qué caracoles hacías en mi bolso? -preguntó lanzando fuego por los ojos.

Holly soltó una risita nerviosa. -Bueno, te lo diré -tomó un poco de aire y lo soltó. Mell y Elisa miraban expectantes, porque como revelamos antes, Holly siempre salía con cada cosa-... buscaba cigarros en tu bolso.

Las tres chicas se miraron con los ojos bien abiertos. Mell y Elisa soltaron una carcajada de aquellas. Holly también rió un poco, pero Kate se mantuvo seria. No le gustaban estos tipos de bromas hacía su persona.

-¿Cigarros en el bolso de Kate? -preguntó Elisa al borde de mojar sus pantalones y con la lágrima amenazando con salir.

-Oye ¿Y tú que sabes si se fuma sus cigarros en secreto?

-Es posible.

-Ni en público, ni en privado -respondió-. Nunca fumaría esas cosas, te dan cáncer y te pudren los dientes. Holly, no revises mi bolso nunca más ¡¿Entendiste?! -dijo en tono amenazante. Ya estaba acostumbrada su comportamiento, pero era necesario reprenderla de vez en cuándo... total, era la más joven del grupo.

-Sí, sí, como digas.

Kate reviró los ojos. Desbloqueó su celular y miró la pantalla. 3 mensajes sin leer. Abrió el WhatsApp y abrió el chat con Chris, su novio.

Chris: If you like the coffee hot, let me be your coffee pot. You call the shots babe... 
Chris: I just wanna be yours...
Chris: Espero que hayas tenido un buen día en el trabajo. Te amo.

Soltó una sonrisa, las mariposas aún se sentían como en el primer día.

Se conocían desde muy pequeños, debido a que sus padres tienen un tipo de alianza económica. Y era predecible que sería su novio y en un futuro muy inevitable... su esposo. Es un chico correcto, caballero y de buena familia. Todo lo que sus padres desean para su hija y ella... trataba de convencerse de que también era lo que quería.

Se apoyó en la ventana de la camioneta y escribió: ''Fue un día normal, pero mejoró con tu mensaje. Te amo muchísimo más''.

Las chicas la quedaron viendo con desaprobación. Y es que ése chico, Chris, no les agradaba para nada. ¿Por qué? Porque veían que Kate no era feliz con él, pero ella insistía que sí. Pero la verdad era que sus amigas no le decían nada, ella era demasiado cabeza dura y comenzaba a reclamar que no se metieran en su vida, que ella sabía lo que estaba haciendo. Pero Mell, Elisa y Holly tenían la leve esperanza que Kate recapacitaría... algún día.

De repente las chicas comenzaron a sentir un olor extraño y sus vistas comenzaron a nublarse. Y es que no era nada bueno que alguna de ellas estuviera fumando dentro de la camioneta con las ventanas cerradas. Holly movía el volante locamente mientras las otras tres chicas abrían las ventanas desesperadamente. En poco rato el humo del cigarro de Mell desapareció. Cuando recobraron la visión, un auto se les cruzó en el camino casi provocando un gran choque. Holly en un acto de reflejo dobló la camioneta hacía la derecha. Gran error.

-¡¿QUÉ MIERDA?! ¡HIJO DE LA GRAN ZORRA!

-Exclamó la princesa -soltó Elisa.

-¡¿Qué pasó, Holly, por Jesucristo?! -preguntó Kate. Cuando Holly soltaba una puteada de aquellas, era porque se trataba de algo bastante grave.

-Casi chocamos...

-Bueno... pero por lo menos no pasó nada -comentó Mell optimista. Holly se dio la vuelta en su asiento y la miró sin expresión alguna-. ¿Y por qué hay tanto auto?

-...terminamos en la autopista.

-¡¿QUÉ?! -gritaron las otras tres al unísono. Estar en la autopista significaba que demorarían al menos dos horas al llegar a su casa, pues la salida se encontraba a unos 15 km más allá, pero sólo si no se encontraban con un taco enorme... y desafortunadamente, ese no era el caso. Holly le quitó el cigarro a Mell, le dio una calada y lo tiró por la ventana.

Qué gran suerte tenían éstas chicas.

-*-


Definitivamente nada andaba bien.

Se sostuvieron el uno al otro, por si a alguno se le ocurría desmayarse. Analizaron la misteriosa pantalla una y otra vez, pero nada de esto les cabía en la cabeza. ¿Dónde estaba Brian Jones? ¿Quién era ése hombre de cabello oscuro? ¿Lo habían sacado de la banda y lo habían reemplazado por él?

Terminada la ''extraña'' canción, pudieron leer los créditos de la misma. ''The Rolling Stones, Start Me Up, Tattoo You, 1981''. Se miraron boquiabiertos. ¡¿1981?!

-Nos están gastando una broma -Ringo trató de reírse, pero no le fue posible. No era nada gracioso. Cualquiera en su lugar ya le hubiera dado un ataque de pánico-. No estamos en 1981 ¿Verdad?

Ninguno le respondió. Pero tenía razón, no estaban en 1981. Estaban un poquito más lejos que eso. Casi nada, tan sólo 34 años más.

John tenía un objeto sobre las manos. Era un especie de prisma, con muchos botones. Lo examinaba por todos lados, pero no entendía para que era. Los otros tres Beatles miraban temerosos a tal extraño objeto. No se atrevían a tocarlo y pensaban que Lennon era muy valiente.

-¿Tienen idea de que es ésta cosa? -preguntó John como si nada. Es más, lanzaba ése objeto al aire y lo atrapaba, una y otra vez. Los demás se encogieron de hombros, pero se retorcían al ver que John hacía eso. Pensaban que si ésa cosa llegara a tocar el suelo, lanzaría rayos láser o algo parecido.

-John, no hagas eso -pidió McCartney, temiendo por su vida y de las de sus compañeros.

-Ay, McCara de bebé. No creo que pase nada. Es más te lo probaré -y así, Lennon soltó el prisma y lo hizo chocar contra el suelo. Paul se retorció completamente, soltando el grito más agudo que podían haber escuchado en toda su vida. Pero la cosa no derritió nada, ni soltó rayos láser, por suerte. John no hizo nada más que reír-. ¿Ves? No seas nena.

McCartney recobró la compostura. Ése prisma no hacía mucho que digamos, pero era mejor prevenir que lamentar. Miró hacía todas las direcciones posibles. Se les habían perdido dos de sus amigos. -¿Dónde están Ringo y George?

John se encogió de hombros. -¡Harrison! ¡Starkey! ¿DÓNDE MIERDA SE METIERON? -unas melenas despeinadas se asomaron tímidamente desde el sofá. Lennon reviró los ojos y les hizo señas con la mano para que se acercaran-. No sean ridículos.

Cuando los cuatro estuvieron juntos nuevamente decidieron averiguar para que servía aquel objeto.

-Si no es un pulverizador debe ser otra cosa.

-Qué inteligente eres Ringuis -comentó Paul sarcásticamente a la teoría de Ringo

George reconoció el botón que había apretado hace poco, así que dedujo que debía apretar el mismo. Al hacerlo, la imagen de un artista que no conocían desapareció. En un canal nuevo , se podía leer ''VH1'' en la esquina de la pantalla. Los chicos estaban expectantes, un nuevo vídeo comenzaría.  Unos ruidos raros invadieron la habitación y apareció una chica rubia de pelo corto enseñando los dientes. ¿Qué mierda?, se preguntaron los fabulosos cuatro.

-¿We Can't Stop? ¿Miley Cyrus? -preguntó Paul-. ¿Quién demonios es ella?

Pero no pudo seguir preguntando, pues los demás lo callaron. Estaban curiosos, porque no era nada a lo que estaban acostumbrados a ver.

El vídeo en sí era extraño. Al parecer se encontraban en una fiesta pero... no estaban seguros. Estaban asustados por así decirlo, pero por alguna extraña razón no podían dejar de verlo, aunque quisieran.

Una extraña palabra había aparecido en la pantalla. Ninguno sabía lo que significaba. -¿Twerk? -preguntó John-. ¿Qué mierda es....? -pero en unos pocos segundos la pregunta se contestó por sí sola. La rubia movía su trasero de un lado al otro, y a los chicos se les revolvió el estómago. Ya no querían seguir viendo y hubieran deseado tener gas pimienta sobre los ojos.

-¡APÁGALO! ¡APÁGALO! -gritaron Ringo, Paul y George, mientras se tapaban los oídos y cerraban los ojos con fuerza.

John apretó todos los botones, pero ninguno hizo caso. -¡NO SIRVE!

Como a veces la desesperación -o la estupidez- manda, al no saber que hacer, George tomó un candelabro que había sobre una mesa y lo lanzó contra la pantalla, rompiéndola en mil pedazos. Los chicos lo miraron con una cara de preocupación y agradecimiento. Se habían salvado de la ''mueve traseros'' pero sin duda ésa imagen los perseguiría por mucho tiempo.

Pero su travesía con la tecnología del 2015 no había acabado y es que cuando se lograron calmar...

-¿Qué es eso? -George señaló un reloj digital sobre una mesa. Arrugó la frente confuso.

John se acercó al extraño aparato. -Me parece que... Dice la hora.

McCartney aplaudió, con sarcasmo. -Gran descubrimiento.

-Entonces... Es un reloj -reflexionó Richard, ignorando lo dicho por Paul.

Paul aplaudió de nuevo. -¡Bien! Hoy es día de grandes descubrimient...

Pero no terminó con su ironía, porque en el bolsillo de su pantalón algo empezó a vibrar.
Por su cabeza comenzaron a pasar horribles imágenes de serpientes, arañas y comadrejas, y se horrorizó. Definitivamente había visto demasiadas películas.

La cosa del bolsillo seguía moviéndose, mas Paul no hizo nada más que empalidecer. -Chicos... -murmuró- Mi bolsillo se mueve.

John soltó una carcajada, riéndose de la cara de McCa y, fiel a su bestialidad, metió la mano en el bolsillo de Paul y sacó una especie de... De...

La tomó entre sus manos y soltó: -¡ES UNA BOMBA! ¡VA A EXPLOTAR!

E inmediatamente soltó la ''bomba'' y todos corrieron a esconderse. Más de uno se pegó con algún mueble que no vieron a causa de la desesperación. Se escucharon varios auch! antes de que lograran esconderse del todo, y estuvieron así como 5 minutos de reloj, hasta que el valiente Lennon vuelve al campo de explosión y ve que nada pasa, ni siquiera vibra.

-Camaradas -dijo, agarrando el artilujio raro-, creo que sobreviviremos.

Pero ahora hacía una luz roja, y todos sabemos que las luces rojas no indican nada bueno.

-¡ESPEREN! ¡NO VUELVAN! ¡EL ENEMIGO ES ASTUTO!

Y todos volvieron, sintiéndose estúpidos. Y es que quizás John les estaba haciendo una cargada, no era raro. Ya era suficiente con esta habitación, temieron de lo que podían encontrarse sí seguían de esa forma. Así que decidieron explorar el hotel.




-*-

Bocinazos. Insultos. Más bocinazos. Avanzada de metro y medio. Bocinazos otra vez.

Después de unas dos horas y media, ése era el ambiente londinense en la autopista. Las chicas  iban estresadas, enojadas y en silencio. Y es que no era nada agradable haberse metido por error en tremendo lío. Pero la que iba más cabreada era Mary Jane, claro, porque ella iba conduciendo. Aquel ambiente tenso se rompió cuando comenzó a sonar un celular, con la bizarra canción de Lolita, ''Ya ya''. La cuatro ojos, la fumadora compulsiva y la pelirroja quedaron mirando a la chica indie, quien movía la cabeza al ritmo de aquella melodía. Era la única que la disfrutaba.

-¡Elisa! -exclamó la cuatro ojos. Elisa casi suelta el teléfono por la ventana, pues la pilló desprevenida-. ¡Cambia tu ringtone por Dios!

-Es que me gusta. -revisó su celular, pero era un número que no conocía y no quiso contestar, así que cortó la llamada. Nunca contestaba a números desconocidos, era una especie de costumbre que tenía.

-¡Pero es perturbador! -gritó. Además sabiendo que Stanley Kubrick era el director de ésa película, odiaba todo lo que estuviera relacionado con ella. Menos a Sue Lyon, que era un especie de ícono de belleza para las chicas. La admiraban un montón.

Elisa bufó. Mell, harta de que no hubiera comunicación entre ellas decide poner algo de música. Le pregunta a Elisa si trajo su iPod, pero ésta negó diciendo que se le había gastado la batería. Mell resopló.

-Perfecto. Ahora no nos distraeremos con nada -se cruzó de brazos.

-Que inteligente eres, Melina -le dijo Holly-. Tenemos la radio, bruta.

Mell reviró los ojos, pero sinceramente nunca se le hubiera ocurrido. La encendió y la música invadió la kombi. Sonaba''Poison Heart'' de The Ramones. Mell y Holly soltaron un grito de emoción, ya que ambas disfrutaban muchísimo pasar el rato en su compañía. Y es que el punk rock era algo que estaba presente en sus vidas desde muy pequeñas, pues para una esa era la consecuencia de tener a un padre rockero y para la otra por querer ser distinta de las demás y por el odio que le tenía a las Spice Girls.

Movían la cabeza al ritmo de la voz de Joey Ramone. El enojo y el estrés comenzaron a desaparecer de sus mentes. Ahora estaban concentradas en la música, lo único que lograba tranquilizarlas.

-Well, I just want to walk right out of this world. 'Cause everybody has a POISON HEART -cantaron poniéndole énfasis a la última frase. Soltaron una risa, estaban contentas escuchando su canción favorita de ésta mítica banda. Pero Kate no tardó en cambiarla, y es que no soportaba ése tipo de música.

-¡Oye!

-Sólo es ruido.

-No sabes lo que dices -le dijo claramente Holly.

En la siguiente estación, sonaba ''Bodies'' de Sex Pistols. Otra vez, Mell y Holly se miraron emocionadas y comenzaron a mover la cabeza al ritmo de la música, pero Kate tampoco tardó en cambiarla.

-¡¿Pero qué...?!

-Copia de los Ramones -respondió la amargada.

Holly y Mell se miraron desconcertadas. -¡¿Qué?! -se preguntaron al mismo tiempo.

Y en la siguiente estación, milagrosamente sonaba la voz de un cantante que Kate soportaba. Le subió todo el volumen y a toda voz comenzó a cantar ''La incondicional'' de Luis Miguel. -TÚ... LA INCONDICIONAL... LA MISMA DE AAAAYER... LAA QUE NO SUPEE AMAAAR. Sus amigas se taparon los oídos. Nadie lograría callarla, así que Elisa les hizo el favor a todas y le cambió la estación. Alabada seas Elisa.

-¡Oye!

Holly la miró con los ojos bien abiertos y ella supo que no tenía derecho a reclamar. Elisa siguió buscando de estación en estación hasta que encontró una canción que a ella le encantaba, ''Summertime Sadness'' de Lana Del Rey. Soltó un gritito de emoción. Lana es su cantante favorita.

-Admítanlo, me parezco a Lana ¿verdad?

-Sí, pero a Lana con veinte atropellos y con dístemper -bromeó Mell. Kate y Holly soltaron una carcajada tan grande que era probable que las escucharon en América. Elisa golpeó a Mell en el brazo.

-Ha ha, que graciosa -dijo con tono sarcástico. Se preparó para cantar, ya que venía su parte favorita-. ¡Shhh, shhh! Cállense, ésta es mi parte... KISS ME HARD BEFORE YOU GO... -le dio el pase a Holly para que cantara y esta sin ganas continuó con un Summertime Sadness-. I JUST WANTED YOU TO KNOW -ahora le dio el pase a Mell para que cantara y ella sin expresión alguna continuó con un That baby, you're the best-. ¡PREPÁRENSE QUE SE VIENE LO BUENO...!

Tomó aire y se preparó para continuar con la canción, pero en el momento justo, la señorita aburrición le cambió nuevamente a la radio. Elisa quedó estupefacta, miró a Kate lanzándole truenos, relámpagos y terremotos. Ella se excusó diciendo que Lana era muy depresiva para su gusto.

-Tengo unas ganas de hacerte una tortura medieval -declaró Elisa. Kate le sacó la lengua. La siguiente canción que encontraron fue ''Yo no fui'' de Pedro Fernandez y con sólo escuchar el Tú tienes cara de pirulí, no dudaron en cambiarla de inmediato.

Y así continuaron su travesía por las estaciones radiales. Hasta que finalmente terminaron escuchando ''These Boots Are Made For Walkin''' de la fabulosa Nancy Sinatra, Y es que a todas, desde siempre, les había gustado esa canción. Más a Elisa, ya que fue lanzada en su década favorita, los 60's.

-Are you ready boots? -cantó Kate y todas terminaron con un START WALKIN'! 

Soltaron una carcajada.

-No me cabe en la cabeza como Jessica Simpson se atrevió a matar esta canción tan buena -preguntó la cuatro ojos. Las otras se encogieron de hombros.

-Oye Holly ¿Dónde está la Rolling Stone que compré la otra semana? -preguntó Mell.

Holly le señaló la guantera. -Busca allí.

Y con mucho esfuerzo, se apoyó sobre el asiento de Kate y la abrió. Su preciosa revista estaba allí adentro. Mell la sacó con mucho cuidado, como si se tratara de una composición de una canción muy famosa.

-Se los juro chicas, algún día trabajaré escribiendo en esta maravilla.

-Yo te veía trabajando para la BBC o algo así -comentó Kate. Mell negó con la cabeza.

-En la Rolling Stone está mi futuro.

Elisa y Kate la miraron sonriente. Era bueno que ella ya tuviera su futuro planeado, y luego miraron a Holly sin mucho orgullo que digamos, pues ella no tenía ni la menor idea de lo que haría.

-¿Y tú, Bennett?

-¿Yo qué?

-¿Cuándo te decidirás para estudiar en una universidad? -preguntó Elisa preocupada. Holly bufó, la tenían harta con eso. Era el tema del desayuno, del almuerzo y de la cena.

-Enserio, dejen de fastidiarme. Por lo menos tengo trabajo ¿No?

-¡Pero te quejas todos los días de él! -exclamó Mell.

-No me dirán que a ustedes les gusta su empleo -las tres respondieron con un Sí al unísono. Holly quedó con la boca abierta-. No inventen.

-Y nosotras no logramos entender porqué no buscas otro empleo, si tanto odias trabajar en H&M

-¿Será porque no me contratan en otro?

-¿Y el otro empleo, por qué lo dejaste? -preguntó Elisa-, digo te pagaban muy bien.

-Espera... ¿Qué otro empleo? -preguntó Kate impactada.

-Trabajaba en una disquería, Katie, como tan mala memoria -respondió-. Y Elisa... me despidieron.

-¡¿Y por qué?! -gritó Mell.

-Porque ponía todo el día a Janis Joplin y a mis queridos Arctic Monkeys -dijo seria. Las otras tres se miraron y soltaron una carcajada. Sonaba difícil de creer, pero era cierto.

Decidieron no seguir preguntándole, ya era suficiente por una noche.

-*-


Llegaron en fila india hasta el lobby del hotel. Bastó tan sólo un par de segundos para que los fabulosos cuatro abrieran sus bocas formando una ''O'' inmensa. En cada esquina había una de ésas pantallas que habían roto -o más bien dicho que George rompió- hace rato allá arriba. En ellas proyectaban otro vídeo musical, pero esta vez era de un grupo de cinco chicos jóvenes. La canción tenía por nombre de ''What Makes Your Beautiful'' de ¿One Direction?

Un grupo de niñas de unos 13 años que aparecieron de la nada comenzaron a gritar emocionadísimas. Tanto, que casi les revientan los oídos a los cuatro viajeros del tiempo.

-¡Ay por Dios! ¡One Direction! -gritó una de ellas.

-¡Zayn te RE DOY! -gritó la otra chica. Los Beatles se miraron sorprendidos. ¿Qué rayos pasa con las niñas de ésta época? Antes seguir escuchando los deseos sexuales de estas niñas decidieron alejarse.

-Demonios ¿Qué fue éso? -preguntó George.

-Unas niñas, que le quieren re dar a ése tal Zayn -le respondió Ringo.

-Éso fue... perturbador -comentó Paul.

-Mejor me a hacer algo productivo y voy a buscar algo que nos diga en que época logramos terminar -comentó John alejándose del grupo.

Sólo logró dar un par de pasos cuando oyó que alguien gritó la palabra ''¡Selfie!'', y en un acto seguido un grupo de adolescentes se colocó frente a él. Uno de ellos tenía un especie de bastón metalizado, que en la punta tenía una de ésas bombas que no explotaban. En ella, aparecían los adolescentes poniendo las poses más ridículas que había visto. Más de alguno hizo la típica ''V'' con los dedos y no faltó el que levantó el dedo del medio. El que sostenía el bastón apretó un botón y click, tomó una foto. ''Qué cámara más extraña'' pensó Lennon.

Bajaron el bastón y miraron la fotografía que habían tomado. La foto había salido perfectamente, pero se dieron cuenta de que en la esquina, aparecía un sujeto haciendo la mismísima expresión de la niña del vídeo ''Lily's Disneyland Surprise...AGAIN!''. Se miraron extrañados, dieron la vuelta y John los miraba haciendo la misma cara.

Soy toda una maestra en pizap (? DLFJSDLKJ
P.D: Sí es John.


El chico del bastón frunció el ceño. -¿Qué estás mirando cara de mono?

John lo siguió mirando de la misma forma, lo que provocó que este chiquillo se enojara más. Hizo ademán de que golpearía al Beatle en la cara. Lennon hizo lo mismo, poco le importaba que fuera un crío. Los otros tres Beatles agarraron a John para que no le hiciera daño al niño, y la chica que acompañaba al chiquillo -posiblemente su novia- también intervino -Déjalo tranquilo, vamos.

Y como un niño regañado por su madre, le hizo caso a su novia. John le dijo un ''chaito'' con la mano, esbozando una sonrisa burlona. El muchacho reviró los ojos con rabia.

-Qué ridícula la juventud de ésta época -comentó a sus compañeros-. Se molestan con uno por aquel aparatito raro.

Pero no tardó en darse cuenta de que todos llevaban en sus manos uno de ésos aparatos. Parecía una plaga.

Paul soltó una mueca de asombro, al igual que sus camaradas -¿Es que no pueden separarse de ésa cosa rara? A todo esto, ¿Qué es?

-Es una cámara, pero no estoy seguro si sólo es eso -respondió, sin dejar de asombrarse.

-Creo que ésos pantalones tan apretados no les deja. -comentó Ringo, entre risas pero sin dejar de preocuparse. Esta situación era realmente alarmante.

-¿Señor McCartney? -Paul miró hacía todos lados. Fue el recepcionista el que le había hablado. Se extrañó, no pensaba que le hablaba a él. Se apuntó a sí mismo, para salir de las dudas. El hombre asintió y los chicos empujaron a Macca para que se acercara y ellos lo siguieron-. Buenas noches Señor McCartney.

-Buenas noches, señor... -se dio cuenta de que no sabía su nombre, así que buscó en su placa. Andersson. Dick Andersson- Andersson.

-¿Cómo la han pasado en nuestro lujoso hotel?

Bufaron. -De maravilla -comentó Ringo.

-Para nosotros es un agrado saber que las están disfrutando, pero lamento informarles que su estadía aquí se terminó.

Los chicos se alarmaron. John, como siempre estaba a punto de armar una grande, pero antes de que ardiera Troya, Paul trató de usar sus beneficios como un Beatle. -¿Acaso no puede alargarnos la estadía? Digo... soy Paul McCartney.

-Ni que fueran famosos o algo parecido -comentó Andersson. Los melenudos se indignaron. ¿Ni qué fueran famosos? ¿Qué rayos había pasado?-. Ahora les pido que abandonen el hotel por las buenas o tendré que llamar a seguridad -dijo mirando seriamente a John.

-Ni que fuera tan lindo tu mugroso hotel -dijo George con el ceño fruncido. Decidieron hacerle caso al hombre por las buenas y dar un paso más grande. Ya era tiempo de explorar el mundo exterior. No tenían ni idea de lo que encontrarían o de lo que sería de ellos... pero estaban de acuerdo de que era algo que debían hacer.

-*- 

El reloj marcaba las 22:30 hrs. Habían pasado un total de 3 horas y media y las chicas finalmente lograron salir del tremendo lío en que se habían metido. Ahora iban directo a su departamento, a recibir un merecido descanso y a disfrutar de la espectacular ''Noche clásica'' en ése viernes por la noche. 

Holly estacionó cuidadosamente su kombi y apagó el motor. Las chicas bajaron y saludaron al conserje, quién las saludó de vuelta con una sonrisa. Después subieron a su departamento, que estaba patas arriba, pero les dio flojera ordenarlo todo. Total, podían hacerlo mañana.

-Hogar, dulce hogar -dijeron al unísono suspirando.

Elisa se acercó al pequeño cajón donde guardaban todas las películas que poseían. Ella siempre decidía que película verían, ya que ella sabía un poco más que todas sobre cine.

-Mmm... bien. 2001 ya la vimos. Amélie... hermosa película pero ya la vimos. Taxi Driver también... -iba colocando las películas una sobre la otra. Hasta que se decidió por Cry Baby. Buena elección, además las chicas no se aburrirían con el guapísimo Johnny Depp en la pantalla. Ni siquiera le quitarían la vista de encima, todas estaban enamoradas de él, ¿Y quién no?

Kate se dirigió a la cocina para preparar las palomitas, y es que era a la única a la que le quedaban bien. A las otras si no se les quemaban, no se les inflaban. Era algo bastante raro. Pero a Kate no le molestaba tener que hacerlo, y es que amaba todo lo relacionado con la cocina.

Mell estaba acostada sobre el sillón alegando que tenía un horrible dolor de pies. Holly, que estaba a su lado, no paraba de quejarse de que los pies de Mell olían mal.

-Eso te pasa por usar ésas Converse. Cámbiate a Vans y sé una de las mías.

-No, gracias.

-Por lo menos las Vans no te dejan los pies así. Mell por Dios, ¿Qué rayos tus pies?

Mell le dio una patada en la pierna. -Déjame en paz, zopenca

Elisa y Holly rieron. Mell siempre reaccionaba de ésa forma cuando le hacían una broma, pero ni modo, las chicas ya estaban acostumbradas y la querían así.

Holly sintió vibrar su teléfono. Lo revisó y tenía un mensaje sin leer en WhatsApp. Se extrañó, porque era de un número desconocido.

X: Te quiero.

Reviró los ojos, se dio cuenta de inmediato quién era. ¿Acaso ése imbécil no se daba por vencido? No entendió como le mandó ése mensaje, pues ella...

Holly: ¿Qué mierda? ¿No te había bloqueado?

Freddie estaba en línea, así que no tardó en contestarle.

Freddie: Cambié mi número sólo para hablarte, mi amor. No entiendo por qué me bloqueas *emoticón de carita triste*

Holly: Enfermo de mierda.

Apagó el Wi-Fi y furiosa, lanzó su teléfono a la lejanía. Soltó un gruñido -¡No entiendo como no me puede dejar en paz!

-¿Freddie, verdad? -Holly asintió con el ceño fruncido. Mell le trató de hacer cariño con sus pies olorosos en la cara, así que Holly se paró rápidamente del sofá-. Tranqui, que mis pies te harán olvidar todo.

-Já, que graciosa. Oye tarada ¿me acompañas afuera a despejarme? -preguntó mientras se pasaba una mano por la cara.

Mell hizo un gesto para demostrar que le daba flojera. -¿Debo hacerlo? -Holly le tiró una almohada.

-Vamos, acompáñame a fumar -Mell abrió los ojos como platos y se puso de pie rápidamente.

-Entonces sí -respondió con una sonrisa. Holly la tiró de una mano y se acercaron a la puerta. Elisa las detuvo.

-¿A dónde van? Ya voy a poner la película.

-No tardaremos mucho -respondió Mell-. A todo esto ¿Qué veremos?

-Cry Baby -respondió Elisa con una sonrisa.

Las chicas abrieron la boca en señal de asombro. -¿Ésa es en la que sale Depp, verdad? -Elisa asintió-. Entonces no nos tardaremos nada.

-Bueno, pero apresúrense.

Las chicas asintieron y salieron corriendo del departamento. No se perderían al guapo Depp por nada del mundo.

-Holly -sintieron que alguien les hablaba a sus espaldas. Voltearon y para su desgracia, era Freddie.

-Mary Jane para ti -le dijo pesadamente.

-¿Por qué me tratas así? Tú sabes que te gusto, vamos.

Holly reviró los ojos y suspiró. Mell aguantaba la risa, pero le era difícil. Aquel chico realmente era muy patético.

-¿Cuándo aceptarás salir conmigo? -añadió Freddie.

-Ni ahora, ni nunca. Déjame en paz ¿Quieres? -le respondió Holly. Tomó de la mano a su amiga y corrieron por la escaleras. El chico quedó ahí parado y les gritó algo como ''Algún día Holly, serás mi novia''

Llegaron al primer piso de los departamentos y comenzaron a reír.

-Cuando los cerdos vuelen, saldré con ése imbécil.

-*- 

-¿Samsung? ¿Qué es eso? -preguntaron los cuatro al unísono mientras contemplaban una gran imágen proveniente de uno de los edificios más grandes. Estaban asombrados, tanto que no podían despegar la mirada de ella. 

Pero, éso casi les cuesta la vida a la chicos de Liverpool. Mientras contemplaban ahora un anuncio de un raro objecto que estaba a punto de salir, un tal iPhone 20, un auto sin techo pasó a toda velocidad por la calle y casi los atropella. Vale decir que los fabulosos cuatro estaban parados en medio de la calle. -¡Fíjense en donde están parados, imbéciles! -les gritó furioso el conductor de aquel extraño vehículo. 

-¿Vieron éso? -preguntó Ringo asombrado, después de recuperar el aliento, pues casi le da un paro cardíaco al ver toda su vida frente a sus ojos-. Su auto no tenía techo.

-Qué imbécil. Debió haber pensado en los días de lluvia antes de comprarse tan fea cosa -comentó John entre risas-. Nada como un Ford Cortina o alguno de ésos autos. 

Reconocían que el ambiente londinense futurista no se veía para nada mal, pero no era a lo que estaban acostumbrados. Era jodidamente raro.

Pasaron por en frente del Big Ben que estaba iluminado por todas partes. La noche no era más que luces artificiales y eso no les gustó para nada, de hecho podían ver una ''M'' amarilla gigante que opacaba toda la maravillosa luna.

Había un grupo de adolescentes junto al gran reloj cantando ''After Hours'' de The Velvet Underground, pero claro, ellos no tenían como saberlo. Eso sí, lo que los hizo parar para contemplarlos, fueron sus cabellos. La chica que cantaba tenía el pelo de color celeste y el guitarrista de color naranjo, los demás se repartían entre rosado, morado y blanco. Y que decir de sus perforaciones. John deseaba tener consigo un imán en esos momentos, para ver si se pegaban a él. ¿Ahora se dan cuenta de cuántas perforaciones me refiero?

Siguieron caminando y asombrándose por mucho rato más hasta que por arte de magia, recordaron a la voz de su conciencia...

-Llamaré a Brian, no creo que haya cambiado el teléfono -dijo Paul dirigiéndose a una cabina telefónica, pero a su sorpresa y de la de los demás... no había nada.

-¡No hay nada! -gritó Ringo.

-¿Para qué querrían una cabina telefónica sin un teléfono? -preguntó George.

De la nada un grupo de hombres apareció. John soltó un grito agudo de terror y saltó a los brazos de Paul. Se había asustado, pero no fue el único, a los otros tres les temblaron las rodillas. ¿Pero quién no se asustaría de unos jóvenes con pelos de colores, peinados de dos metros, chaquetas con tachas y pantalones a cuadros? -Es un punto de wi-fi -comentó uno de los punks.

Los chicos asintieron con miedo. ¿Qué rayos era wi-fi? No querían saber, para nada

Los punks podían sentir el miedo de los músicos, lo olían, así que decidieron jugar con ellos. Pero no lograron hacer nada, porque cuando decidieron hacer sus artimañas con los Fab Four, un ladrón les estaba apuntando con un cuchillo. Y así comenzó un forcejeo de los punks contra el antisocial.

Los Beatles asustados corrieron, corrieron y corrieron lo más rápido que pudieron, Se metieron por donde fuera, ni se fijaron de las calles. Y cuando consideraron que ya estaban a salvo, se dieron cuenta que habían llegado a una especie de bloque de departamentos y reconocieron a la lejanía un objeto característico de su época... una camioneta kombi estacionada a las afueras de esos edificios.  

-*- 

Mirando a las estrellas y con Fluorescent Adolescent sonando desde el teléfono de Mell, se encontraban ambas acabándose un cigarro, el último de la noche. 

Hablaban de la vida, las fiestas y conciertos que irían a futuro, y sobre el amor. Mell le había dicho en reiteradas ocasiones que no estaba en sus planes tener novio. La soltería era lo mejor para ella y no lo cambiaría por nada. En cambio Holly, le comentó a su amiga que cuando era una adolescente más bruta y más chica los chicos siempre jugaron con ella y por eso ya no cree en los compromisos. Ambas se entendían una a la otra, por eso que eran muy buenas amigas. 

-¿Recuerdas aquella estrella? ¿La del año nuevo? -preguntó Holly de repente. Mell asintió-. No sé, creo que fue estúpido pedir un deseo, que evidentemente no se cumplirá. Yo por lo menos me siento estúpida.

-Yo también. Fue estúpido creer que sucedería, que cambiaría en algo nuestras vidas -Holly asintió. 

Pero lo que no sabían, era que todo estaba a punto de cambiar.

Cuando ambas terminaron su cigarrillo y estaban a punto de entrar, Mell se dio cuenta de algo y detuvo a su amiga. 

-Mira hacía tu camioneta ¿Ves lo que yo?  -Holly miró con mucho esfuerzo, ya que estaba oscuro, y vio exactamente lo que Mell. Cuatro cabezas rondando por su kombi. 

-¡¿Qué mierda?! ¡Robarán mi camioneta! 

-¿Estás dispuesta a hacer lo que estoy pensando? -preguntó Mell. La pelirroja asintió dispuesta. 

Y así decidieron ir a encarar a los supuestos ladrones, sin saber que lo que le pidieron a aquella estrella hace siete meses atrás estaría por cumplirse.


¡Hola lectoras! ¿Qué tal? Sí, soy yo, Vicky. Que después de muchísimo tiempo les trae el capítulo 3 de esta historia. Leyendo los comentarios del capítulo anterior, nos agradó saber que les está gustando como está tomando forma. De verdad muchísimas gracias. 
Ah, otra cosa. Después de leer el comentario de Cami, con las demás chicas hablamos y se nos ocurrió retarlas a que adivinen que personaje creó cada una 7u7. A ver si le aciertan eh. 
Sin nada más que agregar, me despido. Espero que les haya gustado y compense por el tiempo que tuvieron que esperar. Ahora le toca a Salma. Créditos a la Lu por escribir la parte de la bomba, que sin duda es la mejor parte del capítulo. 
Cuídense y de nuevo gracias. 

-Victoria Harrison. 

P.D: Valentina, claro que me puedes llamar Vicky. No hay problema <3

martes, 6 de enero de 2015

Capítulo 2


El futuro estaba por llegar, pero por el momento no había señal de nada. Todo tiene que terminar, nada dura para siempre. Es por ello que, shockeados con lo que acababan de ver, tuvieron que regresar a su interesante vida. ''Un tren y una habitación y un coche y una habitación y una habitación y una habitación'', de eso se trataba su interesante rutina como Beatles. Ya eso, más que una rutina, parecía un encierro.

Al regresar a la estancia, comprobaron que todo seguía igual, y así se resignaron. Quizás esa luz se trataba de una alucinación, después de todo ninguno estaba del todo sobrio como para decir lo contrario, y seguramente si lo contaban nadie les creería.


-¡Hagamos un brindis! -sugirió Jane, tomando del brazo a Paul, quien recién entraba a la estancia- ¡Por ustedes, por el 65’, por todos nosotros!

Todos rieron y alzaron su copa. Nada les garantizaba que este año iba a ser distinto del anterior, pero una luz de esperanza existía en sus ojos, en los ojos de los cuatro fabulosos.

-*-

En el departamento todo parecía tranquilo. Mell tecleaba sin parar, pues debía entregar un trabajo importante en la universidad y estaba dale y dale con la computadora. Holly estaba más relajada, en el sofá tomando coca-cola y viendo la televisión. Kate y Elisa llegarían en breve de sus respectivas universidades. Cada día era más denso que el anterior para las chicas, y por más que aparentaban tranquilidad y organización, no era así en absoluto. Habían pasado siete largos meses desde que vieron aquella estrella fugaz y creyeron que sus vidas darían un giro enorme. Sin embargo, siete meses después, todo seguía igual, incluso peor. El estrés producido por el trabajo y la presión de la universidad -menos Holly, pero Holly tenía otro tipo de problemas- sumaban una fatiga pesadísima. Pero se tenían entre ellas, cada una era el sostén de la otra. Todo ese tiempo había nutrido la amistad entre las cuatro muchachas, cuyo aprecio era cada vez mayor.

Interrumpiendo su serenidad, el timbre comenzó a sonar. No era el típico patrón de Kate cuando no encontraba las llaves, ni tampoco el de Elisa. Lo cual significaba que…

-Es Freddie -bufó Holly-. No abras.

Freddie es un vecino, que siempre persigue a la pobre Holly, y la chica no hacía más que evitarlo constantemente y tratarlo mal, pero al parecer el chico no se daba cuenta, y volvía a por más.

Mell soltó una carcajada sin despegar la vista de la pantalla. -Igual no iba a abrir.

Prendió un cigarro y lo dejó en el cenicero a su lado, en el que ya había más de tres colillas. Entonces se escuchó un ruido de llaves y entró Kate que le estaba cerrando la puerta en la cara a Freddie.

-Uff -suspiró, dejándose caer en el sofá al lado de Holly-. Ni bien crucé la calle empezó a acosarme. ¡Holly, haz algo con el chico!

-El chico me pasa por ahí -respondió, llevándose a su boca una galletita Oreo.

-Bueno, hola Kate -la saludó Mell con la mano, desde la mesa-. Seguro esperabas que alguien te saludara como la gente.

-Sí, eso creo -se acomodó en el sofá-. Hola chicas.

-¡Buenas tardes, queridas compatriotas! -apareció Elisa por la puerta, cerrándola tras sí.

Todas le devolvieron el saludo, y Elisa se sentó junto a Mell.

-¿Qué haces? -preguntó.

-Trabajo súper mega importante, no se admiten interrupciones ni distracciones -respondió, fumando de su cigarro y volviéndolo a dejar en el cenicero.

-Seguro lo tiene que entregar mañana y esperó hasta ahora para empezarlo.

-¿Te cabe duda? -rió Holly.

-Gracias chicas, yo también las quiero.

-¿Pero ahora no tienes que ir a trabajar? -soltó Kate.

-Cierto -recordó-. Aunque en realidad… Todas tenemos que ir a trabajar.

La camioneta de Holly como modo de vida. Con ella se transportaban y en ella pasaron grandes momentos que nunca dejarían de aparecer en sus vidas. Finalmente todas llegaron al mall, con sus respectivos uniformes puestos y una perspectiva de lo que sería su día de trabajo. Estacionaron en el subsuelo y con el ascensor llegaron a la planta baja.

-Aquí me quedo yo -dijo Elisa, ya que la librería en la que trabajaba quedaba en el primer piso.

-Y yo -continuó Mell, puesto que su cafetería también estaba ahí.

Se despidieron con un pequeño abrazo, de todos modos se verían en la noche, o esa misma tarde, si a alguna se le daba por visitar el negocio de la otra.

Primero, le seguiremos el rastro a Holly.

La chica se acomodó la chapita con su nombre antes de ingresar a la tienda. Mary Jane Bennet relucía como nunca. Saludó a sus compañeros y se ubicó detrás del mostrador. Era una suerte que esta vez le había tocado ahí, y no ordenando la ropa arrugada y desdoblada que dejaba la gente por todos lados. Y es que trabajar en H&M implicaba eso y más. Tener que lidiar con los clientes insatisfechos que se quejaban de un botón que no estaba, o de que se le encogió la remera con el primer lavado, era complicado. A veces Holly se sentía incapacitada para tratar con esa gente, que le traspasaban sus nervios, y en vez de ayudarlos, terminaba estresándose ella. Si de por sí, la chica no era una persona dispuesta en el trabajo, eso la indisponía más. Pero más allá de su mente retorcida y a veces su mal humor,  se podía decir que Holly era una persona feliz.

Un piso más abajo, se encontraba Kate tomándole la orden a una pareja, en Starbucks. Sí, ahí trabajaba ella. No le desagradaba tanto, por el hecho de que la gente de allí era más tranquila y ordenada. Ella era una persona correcta y organizada, no podía dejarse caer en un lugar feo y de mala muerte. Por ahora, allí estaba bien. Cobraba un buen sueldo que le permitía pagarse los estudios y ayudar para el mantenimiento del departamento, ¿qué más quería? Era, a pesar de todo, una joven muy alegre y con grandes perspectivas en la vida. Era como la responsable del grupo, y cuidaba mucho a sus amigas, porque les tenía aprecio. Chris y ellas  complementaban su vida, como el yin sostiene al yang.

Y más abajo aún, en el mismo piso que Elisa, Mell tarareaba una canción de Bon Jovi, Bed Of Roses, mientras pasaba un trapo por la mesa que acababan de dejar dos amigos y fumaba un cigarro. Y es que el rock siempre resonaba en aquel bar, ambientaba la vida cotidiana de todos los que había allí. Cuando entraba a su turno, siempre tenía mucho trabajo, pero todo se relajaba con el transcurso del tiempo. Su compañero Kevin la acompañaba en su cantito, jugando con una lapicera, tras el mostrador. Su sonrisa ese día era impecable, aunque no tuviera una motivación concreta para esbozarla.

Al mismo tiempo, en la misma planta, Elisa acomodaba unos libros de Agatha Christie en el escaparate. Sí, a la vista de todos quedan mejor, pensó, volviendo a su lugar en la caja. En ese momento tenía dos clientes vagando por la librería, agarrando libros y leyendo su contratapa. Tomó su celular y lo conectó al amplificador, haciendo que, bajito, sonara Why'd you only Call me When you're High de los Arctic Monkeys. Sonrió cuando vio que uno de ellos se decidía por Breakfast at Tiffany’s, siempre había sido de sus favoritos, y más la película. Lo bella que le resultaba la década del 60s a Elisa, era inexplicable.

Miró su celular, el grupo de WhatsApp que tenían entre todas, Holly y sus súbditas. Quién habrá sido, se dijo.

Kate: Vengan en su hora libre, yo invito a un Starbucks!
Mell: Oh, buenísimo, ya me estaba aburriendo, esto está desierto *y el emoticón de una palmera*
Holly: Ya era hora de que lo dijeras Kate, la Holly se apunta! *y el emoticón de una mano haciendo el ‘’ok’’ con los dedos*

Sonrió a medias y escribió un ‘’Okay, en un rato me tienen por allí’’.

-*-

‘’The Beatles vuelven a su país de nuevo’’ ‘’The Beatles grabarán una película en Reino Unido’’ The Beatles, The Beatles, y más The Beatles, de eso hablaban todos los diarios, los programas de televisión, y, básicamente, todos los medios de comunicación. En ese momento, los tan nombrados Beatles se encontraban sobrevolando el Atlántico, en un avión privado, con todas las comodidades y lujos que existían. El piloto, Al, era un tipo de confianza, que se había dedicado a los vuelos toda su vida y estaba muy experimentado. Nada podía salir mal.

-Si sigues bebiendo, Lennon, vas a caerte por las escaleras cuando bajemos -advirtió Paul, aunque también tomando de su copa de whisky.

-Las fans me salvarán, no hay duda -fue la respuesta de éste, algo adormilado.

Se suponía que en un vuelo no se pueden llevar licores, pero The Beatles, por ser The Beatles, siempre se salían con la suya.

George pasaba las páginas de una revista en la que estaba Pattie, admirando su cuerpo. El cuerpo que era suyo. O eso creía él.

Ringo se entretenía haciendo cruzadas, tomando un poco de cerveza, pensando en llegar pronto y ver a su esposa y familia.

También para The Beatles habían pasado siete meses. Siete meses de viajes, grabaciones, conciertos, fiestas, resacas, y demás cosas. Siete meses desde aquella vez que vieron la resplandeciente luz el primer día del 65’. Siete meses  desde aquel deseo, que parecía no aparecer nunca. Ellos hasta se habían olvidado, sus vidas seguían exactamente igual.

Y entonces, aburridos como nunca, sintieron un temblor en el avión. Turbulencias, pensaron. No fue hasta 5 minutos después que volvieron las ‘’turbulencias’’, un poco más intensas que antes. Se levantó una tempestad en cuestión de segundos, con agua, rayos, y truenos, y a Al le empezó a sudar la frente. Ringo miró por la ventana y observó el horrible panorama exterior.

-Chicos… -tragó saliva. No era para nada reconfortante ver aquello.

Los otros Beatles estaban igual o peor, nunca les había pasado esto, en ningún vuelo de su vida. Comenzaron a sentirse intranquilos con las constantes agitaciones del vehículo.

John, cansado, se levantó a preguntarle al piloto qué rayos estaba pasando y si iban a morir. Apresurado pero cierto. Cuando Lennon se puso en pie, el avión se movió bruscamente.

-¿Pero qué pasa? -preguntó, irritado, agarrándose de su asiento para evitar caerse- ¿Volvió la guerra?

Nadie respondió. Tanto sus otros compañeros como el conductor estaban mudos. Bufó con impaciencia y se dirigió a la cabina de Al. Varias veces estuvo por romperse la cara con algo, porque constantemente el vehículo daba sacudidas importantes. Cuando llegó, el hombre estaba desmayado en su butaca.

-¡Está muerto! -gritó, sobresaltando a los demás.

A nadie le dio tiempo a responder porque el avión recibió una fuerte descarga eléctrica. John perdió el equilibrio y, saturado con la situación, comienza a gatear. Ese gateo no duró mucho porque una luz apareció en la estancia. Si los sentidos no le fallaban a ninguno de ellos, esa era la misma luz de la otra vez… Igual de resplandeciente, igual de cegadora, igual de… mágica. Se cubrieron el rostro con las manos y entrecerraron los ojos, esperando que aquello desapareciera. Deseando despertar en su cama, con una lluvia torrencial cayendo afuera. Darse cuenta de que todo había sido una mala pesadilla.

Lentamente, el avión fue estabilizándose, o, no necesariamente el avión. Parecía que todo había vuelto a la normalidad, cumpliéndose su deseo. Pero no, el destino era caprichoso.

George quiso estirar los pies y se dio cuenta de que no estaba sentado. Paul igual. Ringo igual. John ya no gateaba, estaba parado junto a los demás, en una especie de… ¿balcón? Sí, un balcón como el del otro día, o la otra semana, o el otro… Ya, déjalo. Era exactamente el balcón del hotel del día de año nuevo, el primer día del 65’. Todo eso era cierto, pero la pregunta era ¿qué hacían ahí?

-¿Qué hacemos aquí? -reprodujo a la perfección Paul.

Y se les ocurrió mirar a su alrededor. Un momento horrible que quedaría grabado en sus vidas y nunca iban a olvidar. El Big Ben; alto como siempre, grande como siempre, y… y… Le faltaban algunos detalles. Tenía otros tantos que los chicos nunca habían visto. Los edificios ya no eran los mismos. Algunos eran más altos, otros no existían, otros eran rascacielos. La estratégica ubicación del hotel les permitía ver todo el panorama londinense. Y era pura y especialmente horrorizante. Pantallas LED con propagandas de coca-cola, una M de McDonald’s más resplandeciente que nunca, mucha más actividad de la que podrían imaginar. Algo les decía que no estaban en el mismo balcón de aquella vez. O quizás sí, pero por lo menos no el mismo espacio temporal.


Después de observar su horrible paradero, voltearon. Para volver al hotel, para que alguien les dijera que todo había sido una broma, para descubrir que sólo era el efecto del alcohol, de la droga, de lo que fuera. El hotel estaba vacío, y oscuro. Cabe decir que era totalmente de noche, apenas podían distinguir algo de lo que había en la sala. Las puertas eran de cristal, y fue John el encargado de abrirlas. Sus tres amigos le siguieron, usando el dedo meñique para ubicar geográficamente los muebles. Cuando encontraron el sofá, se tiraron en él. Menos George, que desesperadamente tanteaba en la pared el interruptor de la luz. Pero fue inútil, la única luz disponible era la que les brindaba la luna, tan alta y admirable como siempre. Eso parecía ser lo único que seguía igual.

-No entiendo nada -dijo Ringo, rascándose la cabeza.

No era el único que no entendía nada. Todos sus compañeros estaban igual. Y es que cualquiera con menos de eso ya se hubiera vuelto loco. Pero ellos, con todo lo que habían vivido, sentido y poseído, pues podían soportar algo más. Y aun así, a ellos, con todas sus experiencias y momentos vividos, les resultaba franca y meramente insoportable.

-¿Acaso nos… drogamos de más? -preguntó John, aturdido.

-Siempre nos drogamos de más, Lennon -se apresuró a contestar Paul-. Pero nunca pasó esto.

-Juraría que hace unos minutos estábamos en el avión tranquilamente viajando.

Ringo dijo esto último, que los dejó a todos pensando. Y es que, si ya no estaban en el avión, ¿dónde estaban?

-¡LO ENCONTRÉ! -exclamó George, quien por fin había logrado dar con el bendito interruptor.

-Pues a qué esperas, enano, prende la luz.

George vaciló un poco, y es que si la prendía todos verían dónde estaban. Por un lado les ayudaría a saber su paradero actual, y eso era bueno. Pero por el otro, les permitía descubrir su horrible destino, del que George tenía un mal presentimiento. Y eso, claramente, era malo.

-¡Prendela! -gritaron los otros tres al unísono, sobresaltando al flaco y haciendo que éste le diera bruscamente al interruptor, y bruscamente todos los elementos de la estancia fueron tomando forma. Era todo muy moderno, el aspecto del lugar asustaba, por el simple hecho de ser tan… futurista.

-Parece que estamos en una cápsula del tiempo, como en las películas -observó John.

-¿Qué es esto?

Paul señaló un extraño objeto, sobre la cómoda. Parecía un pizarrón, de esos que hay en la escuela y en los que la profesora escribe cuentas. El temido pizarrón al que nadie quería pasar nunca. Todos se quedaron mirándolo, no era normal un pizarrón en un hotel, pero a estas alturas, ya cualquier cosa les parecía normal. George, que estaba parado, lo observó de cerca; tenía algunos detalles a los costados, como partes que sobresalían, y se le ocurrió tocar uno de ellos, el más grande. Inmediatamente apareció un logo… LG. ¿Qué es eso?, pasó por la mente de los fabulosos cuatro. Después una imagen nítida, de calidad inimaginable, con todos los detalles incluidos, de una figura azul que hablaba con otra, con una soltura que los chicos no habían visto nunca. ‘’Estás viendo: Avatar. Próximamente: Tron Legacy’’ aparecía al costado del pizarrón. Al otro costado el símbolo FOX.

Ninguno de los cuatro encontró qué decir. George, por instinto, pulsó uno de los relieves del costado, el que ponía ‘’Ch +’’, y la imagen de los duendes azules esos desapareció, siendo sustituida por otra diferente, pero también con una calidad increíble. MTV era el título de esta vez. Un vídeo de cuatro tipos maquillados y con horribles pintas. ‘’Kiss - I Love it Loud’’, decía abajo a la derecha. Qué horror era para alguien de la década del 60 ver aquello tan de repente. La animalada de los tipos era impresionante. Apareció un cuadrado en la pantalla que decía ''clásicos''. Y eso, definitivamente, no era lo que ellos entendían como clásicos. Finalmente la canción bestial, aunque pegadiza, terminó, y seguida de esa empezó otra, bajo el nombre ‘’Green Day - When I Come Around’’. Muy bien hecha, pero no dejaba de ser raro para cuatro chicos pertenecientes a los swinging sixties. Lo más asombroso fue ver ‘’Thriller’’, de un tal Michael Jackson que no conocían. El vídeo, el argumento, los personajes, los efectos, era algo que nunca habían visto. Y la calidad de ''Thriller'' no tenía punto de comparación con la de los monstruos azules.

Pasaron unos minutos en los que estuvieron enfrascados en la televisión, donde ahora sonaban los Rolling Stones, ''¿Start me up?'' Mick se movía igual que siempre, pero el tema no lo conocían, y en en vídeo se los veía más viejos.

Era todo tan raro. Por primera vez en mucho tiempo, estaban los cuatro sin habla. La situación en la que se encontraban era shockeante. Decir espeluznante es poco. Muy poco.

Algo no andaba bien.




Hola lectorassss! Pues como ven, yo, Lucy, soy la que les trae este cap dos, espero les guste leerlo tanto como a mí escribirlo Es muy bello leer sus comentarios, muy alentador!
Acá van conociendo más de la vida de nuestras protas, y claro, el destino de los Bicles queridos. Espero que ya se hayan disipado las dudas que tenían sobre quién viajaba a qué época.
De nuevo, ¡gracias! En el nombre de las cuatro Y sin más, me despido, Vicky es la próxima. Cuídense mil, y que hayan pasado bien Reyes :*

-Lucy Harrison.